CCOO ha reclamado al banco y a su nuevo presidente ejecutivo, Carlos Torres, que tome cartas en el asunto y frene la crisis de reputación y de gobierno corporativo desatada por el caso Villarejo. El sindicato mayoritario de la entidad ha pedido que "resuelva en el plazo más breve posible y de manera clara" la situación de debilidad que está padeciendo el grupo, asumiendo así toda la autoridad, "caiga quien caiga", aunque para ello tenga que preservar en todo momento la prudencia y la presunción de inocencia de su anterior máximo responsable y actual presidente de honor, Francisco González. De esta manera, ha solicitado que promueva el cese de su antecesor en el cargo en el caso de que éste no renuncie de manera voluntaria a su cargo, por el que disfruta de despacho, secretaria y coche oficial. Para ello, CCOO considera que el banco puede apoyarse en el BCE. La cúpula del banco está intentando convencer a González a que presente su marcha voluntaria y que no se vea obligado a tener que cesarlo después de haberse conocido que BBVA, bajo su mandato, encargó los servicios de Villarejo en 2004 y 2005 para frenar el asalto de Sacyr. Estos servicios derivaron en un espionaje masivo a importantes empresarios y políticos con pinchazos telefónicos y seguimientos físicos. Fueron interceptadas 15.000 llamadas.