Trasladan a sus colaboradores máxima tranquilidad por los efectos del escándaloEl presidente de Bankia y el consejero delegado de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri y José Sevilla, respectivamente, están trasladando a sus colaboradores más cercanos que no tenían conocimiento de la trama de espionaje de BBVA a finales de 2004 y principios de 2005. Entonces, uno y otro eran altos directivos del grupo vasco. Goirigolzarri era consejero delegado, es decir, número dos de la entidad, mientras que Sevilla era director del Área de la Presidencia que ostentaba Francisco González, por lo que era uno de sus hombres de máxima confianza. Según fuentes cercanas a los máximos responsables de Bankia, ambos están tranquilos porque en ningún momento supieron de la existencia de las escuchas masivas realizadas por el exinspector Villarejo para BBVA, que tenían como fin desbaratar el asalto de Sacyr al banco. De esta manera, consideran que no pueden verse salpicados por este caso. Según las grabaciones, además de González, tenían conocimiento de los trabajos realizados por el excomisario de la Policía el entonces director de Seguridad de BBVA, Julio Corrochano -que servía además de enlace- y su jefe, el director de Medios y Recursos Humanos, Ángel Cano -que sucedió en 2009 a Goirigolzarri como consejero delegado-. Algunos medios apuntan que, entre los afectados de las escuchas, se encontraría Goirigolzarri, quien en algún momento de la operación de asalto se reunió con el presidente de Sacyr, Luis del Rivero, para conocer el alcance de sus intenciones. El diario Moncloa.com publicó ayer que el hoy presidente de honor de BBVA reclamaba a Corrochano informes y datos que estaba realizando Villarejo. Las empresas del expolicía recibieron un pago de algo más de medio millón de la entidad por el contrato para frenar los planes de Sacyr. La red de espionaje se produce en un momento en que la reputación de la banca está muy dañada por la crisis y semanas después de que se produjera el caso del impuesto de Actos Jurídicos Documentados (IAJD) de las hipotecas. Que la segunda mayor entidad haya podido espiar de manera irregular unas 15.000 llamadas de importantes empresarios y políticos está asestando otro golpe a la imagen del sector.