Torra evita repetir su alerta de crisis de 'Govern' tras el caso omiso republicanoLos partidos independentistas catalanes se dejan querer por Pedro Sánchez, sabedores de que el Ejecutivo socialista les necesita para sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado (PGE) de 2019, pero piden más de lo que Moncloa parece estar dispuesta a dar hasta ahora. Desde las formaciones soberanistas advierten a Sánchez de que su apoyo no se compra con dinero, pero tampoco cierran la puerta a permitir al menos la tramitación parlamentaria de las Cuentas, siempre y cuando el presidente español sume algún gesto político vinculado a la judicialización del procés o el derecho de autodeterminación. Después de que ERC defendiese el jueves que toma decisiones de forma autónoma porque la Generalitat no es monocolor, el presidente catalán, Joaquim Torra, evitó ayer repetir su alerta sobre una crisis de Govern si ERC y PDeCat no consensúan su estrategia con la del Ejecutivo catalán. Fue tras reunirse con el expresident Carles Puigdemont, que dejó en manos de los republicanos y los neoconvergentes la decisión sobre si presentar enmienda a la totalidad en el Congreso. Con todo, calificó de "cinismo" que el Gobierno socialista busque el apoyo de los grupos parlamentarios soberanistas prometiendo unas inversiones que ya fijaba el Estatut de 2006, e insistió en la reclamación de un referéndum sobre la independencia de Cataluña. El vicepresidente catalán y número 3 de ERC, Pere Aragonès, emplazó al Gobierno español a demostrar que es "diferente" al del PP respecto a la "represión" a los líderes soberanistas y a que "los catalanes puedan decidir su futuro". En cualquier caso, sostuvo que ERC decidirá su posición en el Congreso a partir del análisis del proyecto de Cuentas estatales aprobado ayer, y no en base a las filtraciones previas, y teniendo en cuenta si llega o no un gesto político de Sánchez, al margen de ofertas dinerarias. El PDeCat se reunirá el lunes con Puigdemont en Waterloo para fijar la estrategia de su grupo en el Congreso, hasta ahora dividido entre los partidarios de una enmienda a la totalidad de los PGE 2019 si Sánchez no cede a un nuevo referéndum -tesis de Puigdemont y sus acólitos- y los defensores de permitir la tramitación para ganar tiempo. Y es que el rechazo de plano a las Cuentas, sin llegar a debatirlas, puede ser contraproducente para los intereses soberanistas, que estarán en pleno juicio por el referéndum del 1 de octubre de 2017, y podría desembocar en unas elecciones generales que interferirían en las campañas de las municipales y las europeas del mes de mayo.