Señala que el pasado junio inició una investigación interna por posibles delitosBBVA reaccionó ayer a las informaciones que apuntan a que su presidente de honor, Francisco González, ordenó al exinspector de la Policía José Villarejo pinchar las llamadas telefónicas de una serie de personalidades empresariales y políticas con el fin de desbaratar la operación de asalto al banco por parte de Sacyr con la ayuda del Gobierno socialista a finales de 2004, tal y como adelantó elEconomista. El banco aseguró en un comunicado que en junio del año pasado inició una investigación interna para analizar los contratos con el excomisario y que, de acreditar la existencia de irregularidades, procedería a emprender las acciones judiciales pertinentes contra sus responsables. Aunque no lo señala de manera explícita, entre estos responsables podría encontrarse incluso hasta el mismo González, que el pasado 31 de diciembre abandonó su cargo como presidente ejecutivo tras dos decenios al frente de la entidad. BBVA puso en marcha esta investigación debido a que en mayo se publicaron algunas informaciones sobre la vinculación del grupo con las empresas de Villarejo bajo la denominación de Cenyt. En junio, se da la circunstancia, precisamente, que la Fiscalía Anticorrupción abrió una pieza separada del Caso Tándem -que analiza las supuestas actividades delictivas del exinspector- sobre las operaciones realizadas para el grupo financiero. El banco explicó en la nota que, además, solicitó entonces a un despacho externo de abogados una revisión independiente de los hechos y de la documentación disponible. Ambas actuaciones están en curso en la actualidad y, según fuentes conocedoras del proceso, en los trabajos aún no se han detectado posibles delitos. González, en un entrevista reciente, defendió los contratos con el exinspector y señaló que hasta donde él sabía "se han hecho las cosas como hay que hacerlas". El banquero, de esta manera, no desmentía la relación, por la que el banco habría pagado al menos 5,5 millones de euros a las empresas de Villarejo tanto por el asalto de Sacyr como por Ausbanc. Los 'pinchazos' telefónicos Las escuchas telefónicas, sin orden judicial, tenían como objetivo conocer las intenciones y los pasos a seguir por Sacyr en su intento de hacerse con el control del banco y derrocar a González de la presidencia. Estas intervenciones de las comunicaciones fueron dirigidas contra, entre otros, el expresidente de Sacyr Luis del Rivero; el exaccionista de la constructora Juan Abelló; el exdirector de la Oficina Económica del Gobierno Miguel Sebastián (que había trabajado en BBVA anteriormente); el exdirector gerente del FMI Rodrigo Rato; el expresidente de BBVA Emilio Ybarra, y el exvicepresidente de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) Carlos Arenillas. Según el informe de los hechos en manos de la Audiencia Nacional, que instruye la causa, el excomisario interceptó cerca de 15.000 llamadas de estos y otras figuras destacadas. La operación de asalto de Sacyr a BBVA se produjo apenas meses después de que el PSOE de José Luis Rodríguez Zapatero llegara a La Moncloa. Una de las intenciones de este Ejecutivo era tomar el poder del banco, que estaba presidido por González como consecuencia de la fusión del Bilbao Vizcaya con Argentaria. Este último había sido privatizado por el PP años antes, después de haber colocado al banquero gallego al frente en 1996. La idea de la constructora era hacerse con un 3,1 por ciento del capital de BBVA y entrar en su consejo de administración con el fin de asumir la gestión. Tras las dudas de algunos de sus principales accionistas, la politización de la operación y las trabas del Banco de España, Sacyr desistió de su intentona y González salió victorioso. El organismo supervisor, que estaba gobernado por Jaime Caruana -hoy miembro del órgano rector de BBVA-, exigió a la empresa liderada por Luis del Rivero a tener una participación más elevada para poder sentarse en el consejo de la entidad y poder, así, influir en sus decisiones. En las escuchas telefónicas de Villarejo para BBVA aparecen una lista de personalidades relacionadas con la vieja guardia del PSOE, como son José Pérez, de Intermoney; la exdirectora del Tesoro Soledad Núnez, y la propia Moncloa. También diputados que se sentaban en aquella época en el Congreso. Algunas de los pinchazos, que fueron reclamados a las empresas de Villarejo a través del responsable de seguridad de BBVA, Julio Corrochano, ocasionaron averías o fallos en los aparatos telefónicos, como por ejemplo, en los de Miguel Sebastián, que se vio obligado en dos ocasiones a cambiarlos. Sebastián había sido despedido a principios de 2003 del banco, del que era director de su Departamento de Estudios, después de que publicase un informe a favor de la propuesta de impuesto único del PSOE, un apoyo que provocó una respuesta inmediata del Gobierno popular y su ministro de Economía, Rodrigo Rato, quien acusó al banco de asesorar al partido de la oposición. Sebastián llegó a La Moncloa un año y medio después para dirigir la Oficina Económica del Ejecutivo presidido por Zapatero. Posteriormente fue ministro de Industria.