Reyes Maroto acusa a la multinacional de "bloquear" las negociaciones y la empresa dice que no tiene ofertas firmes Alcoa y la ministra de Industria, Reyes Maroto, se enzarzaron ayer a cuenta del cierre de las plantas de producción de aluminio de la empresa norteamericana en Avilés (Asturias) y La Coruña, de las que dependen 686 puestos de trabajo directos y 2.000 indirectos. Por la mañana, durante la presentación de un plan de reindustrialización de la comarca de Andarax (Almería), afectada por el cierre de una planta de Cemex -a la que se han atraído seis nuevos proyectos-, Maroto había acusado a Alcoa de "bloquear" las negociaciones, reclamando a la empresa "voluntad" y que se "replantee el cierre para plantear en la mesa de negociación la reindustrialización y que cese en el bloqueo total de cualquier posible solución". La empresa le replicó por la tarde, rechazando la acusación y aclarando que no tiene ninguna oferta firme por sus plantas. Como adelantó elEconomista, apuntó que contrató a Goldman Sachas hace un año para un proceso formal, pero sin éxito. Alcoa argumenta que las plantas, pequeñas y tecnológicamente anticuadas, no son rentables, máxime con los elevados precios de la energía en España, si bien éste no lo consideraba un factor particularmente determinante. El Minsterio había pedido a la multinacional norteamericana que frenara el ERE -que comienza el próximo 15 de enero- durante seis meses, al objeto de buscar alternativas. Los trabajadores llevan manifestándose desde entonces y ayer, llegados en autobuses a Madrid, un millar cortó el tráfico de la capital. Por la tarde se celebró una reunión en Madrid entre Alco, el Ministerio de Industria y los gobiernos de Asturias y Galicia para tratar de encontrar una solución. Alcoa elevó en diciembre sus estimaciones de pérdidas para sus fábricas de aluminio en España: si hace cuatro meses, cuando anunció su intención de cerrar las plantas, esperaba perder 100 millones de euros entre 2017 y 2018, tras concluir un análisis de la consultora Forest Group, cree que perderá 100 millones solo durante el pasado 2018, e incluye en esa estimación la fábrica de San Ciprián (Lugo), si bien indicando que únicamente en lo que afecta a la producción de aluminio, no a la de su precursor, la alúmina, que sí le resulta rentable.