Abre el debate sobre la regulación financiera ante el recelo de las entidades tradicionalesLas fintech españolas y las puntocom tentadas por participar en el negocio bancario tienen motivos para afrontar su futuro en España con la confianza de que el regulador de los mercados se posicionará del lado de los ciudadanos. Con la defensa de los intereses de los usuarios de servicios bancarios como bandera, la prioridad del organismo consiste en evitar la existencia de jugadores dominantes. En este entorno regulatorio aún por construir, la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) ha trabajado cerca de un año en la elaboración de un estudio en el que recomienda no hacer distinciones entre las distintas tipologías de empresas para concentrarse en la actividad. Frente al temor de las entidades tradicionales por perder conquistas de hace siglos, el organismo propone repensar la normativa financiera con una mayor amplitud de miras y así regular las actividades y no las tipologías de empresas. Es decir, el árbitro del juego limpio medirá por el mismo rasero a fintech, bancos tradicionales, medios de pago, gestores de fondos, firmas de blockchain, crowdfunding, empresas de Internet o gigantes tecnológicos cuando todos ellos coinciden en practicar servicios financieros. En este nuevo entorno, el supervisor de la Competencia propone aplicar las mismas reglas para los mismos servicios, procedan de quien procedan. Abrir los datos a terceros Entre las recomendaciones de la CNMC destaca la apuesta por las iniciativas open-banking & insurance, ya respaldadas desde la Comisión Europea. Esto último implica que las entidades bancarias tradicionales deberán abrir el acceso a sus datos anonimizados y extrapolados a los competidores que lo demanden. El re- gulador considera que el jugador que atesore los datos también dispone de la llave exclusiva del negocio, por lo que sugiere el acceso a dichos activos en términos razonables. De la misma forma, la CNMC intentará ponderar la proporcionalidad de los distintos requisitos regulatorios de entrada y de ejercicio de las actividades financieras, con la confianza de que el propio desarrollo del sistema irá corrigiendo los fallos del mercado. No frenar la innovación y centrar el debate regulatorio en las ventajas que las fintech pueden ofrecer las ciudadanos son las pautas que la CNMC se marca para su comportamiento futuro, siempre con la cortina de fondo del recelo de los bancos establecidos ante la creciente toma de posiciones de nuevos jugadores en los nichos de actividad financiera. Antes de adoptar respuestas restrictivas en previsión de posibles conflictos, la CNMC aboga por adoptar un banco de pruebas regulatorio (sandbox) para que los modelos más innovadores puedan desarrollarse y así valorar su futuro impacto en el mercado.