Antonio Palacios, presidente de Acogen, está preocupado por el riesgo de cierre que afronta la cogeneración, ante la inacción de los distintos gobiernos. Tras cinco años esperando el 'Plan Renove', un buen número de cogeneraciones se acerca al final de su vida útil. ¿Qué piensan hacer? Desde Acogen continuamos informando, colaborando y urgiendo al Gobierno a dar una solución a la continuidad de las plantas de cogeneración, las más eficientes del país y que producen el 11 por ciento de la electricidad y el 20 por ciento del PIB industrial, en 600 fábricas que mantienen 200.000 empleos. Para España, su cierre supondría un grave problema y encarecería el precio de la electricidad para todos los consumidores. Mantener las cogeneraciones en funcionamiento trae cuenta al país, económica, medioambiental y socialmente. Son un activo clave para una España que aspira a lograr más eficiencia, más ecología y más industria. Para solucionar la situación solo se necesita prioridad política en la acción de Gobierno, ya que la voluntad de todos los grupos e interlocutores es favorablemente unánime. Las cifras demuestran que las contribuciones de la cogeneración a los sistemas energéticos, eléctrico y gasista, a la acción por el clima y a la competitividad son reconocidas y están verificados. Esperamos la solución antes de que el año finalice. ¿Qué le parece la revisión de los parámetros que ha presentado la CNMC? Si se refiere a la propuesta de la CNMC de retribución financiera para la cogeneración, renovables y residuos, además de las redes, ahora apenas tiene incidencia para los cogeneradores, aunque en adelante puede ser clave para las futuras inversiones en plantas existentes a través de un Plan Renove, y también para las nuevas. Inversiones es lo que el país necesita, en un contexto que muestra ya debilidades. Las inversiones en cogeneración fijarán y multiplicarán las inversiones industriales asociadas y el mantenimiento y crecimiento de la industria competitiva y de alta eficiencia energética. La propuesta de la CNMC nos parece una revisión eficaz y equilibrada, imprescindible para mantener e impulsar las inversiones y la mejora tecnológica que requiere la transición energética. ¿Qué le parece la eliminación del impuesto del 7 por ciento? ¿Será suficiente para las industrias? Es una medida positiva, largamente esperada por el sector eléctrico y que fomenta la confianza en el sistema. El impuesto se creó como me-dida de emergencia en 2013 ante el grave desequilibrio económico del sistema; la mejora desde entonces hace posible su suspensión, sin que por ello vuelva a producirse déficit, un hecho que evidencia la estabilidad alcanzada que debemos preservar. Para los cogeneradores, la suspensión del impuesto es neutra, ya que si bien ese 7 por ciento gravaba las ventas de la electricidad incorporada a la red, la propia retribución regulada lo consideraba en los costes, por lo que a efectos prácticos no tendrá efecto económico para el cogenerador, más allá de suponer una esperable y positiva simplificación administrativa con mejora del circulante. Por el lado de los consumidores industriales, sí que tendrá repercusión en el precio del mercado diario mayorista de electricidad, que bajará y redundará en un menor precio con nuevos escenarios contractuales. Además, eliminará la desventaja competitiva que suponía para el sector eléctrico español el impuesto en relación a las importaciones de otros países. Pero se hacen necesarias más medidas para lograr que la política energética esté al servicio de la competitividad de las industrias y su empleo. Así que esperemos que este paso sea el primero de otros muchos. Con los actuales precios del gas natural, ¿sigue siendo competitiva la cogeneración? Los cogeneradores estamos habituados a gestionar con eficacia las variaciones de los mercados energéticos y del gas natural -consumimos el 25 por ciento del gas del país-. La cogeneración y el gas son un tándem. De hecho, la cogeneración es la mejor herramienta que tienen las industrias para capear sin perder competitividad los escenarios de altos precios energéticos, y sin que por ello disminuyamos las aportaciones que realizamos al sistema eléctrico y gasista, más bien al contrario. La clave para la cogeneración y sus industrias está en el ahorro de energía, cuanto más cara es la energía mayor es el valor económico del ahorro; el que una cogeneración siga siendo competitiva en estos escenarios depende fundamentalmente de la gestión de la propia planta y de una regulación que mande las señales correctas de eficiencia, los más eficientes siempre deben ser los más competitivos, si las cosas se hacen bien. ¿Se debe plantear una mayor apertura del mercado del gas en España? Lo que conviene a todos es un mayor desarrollo de los mercados de gas en España y de sus reglas y normas de gestión técnica, que permitan capturar para la industria las eficiencias, oportunidades y capacidades asociadas al gas. Un gas competitivo es imprescindible para la industria, su competitividad, eficiencia y acción por el clima. El gas debe ser también protagonista en la transición energética. Se ha avanzado mucho pero no lo suficiente, resta mucho por hacer en cuanto a liquidez, volumen, plazos, curva de futuros, gestión de infraestructuras, operación del sistema, simplificación normativa, accesos, número de agentes y en lo referido al papel de los consumidores industriales. El gas es tan importante para la industria como la electricidad y su desarrollo debe ser priorizado y dotado de mayor velocidad.