CNAE es la Confederación Nacional de Autoescuelas, una entidad que agrupa a las asociaciones provinciales, y de las dos ciudades autónomas, de España. José Miguel Báez lidera la dirección de este organismo automovilístico. "Desde pequeño siempre me han encantado los coches", comenta el directivo. ¿Cómo se dirige esta organización? Dirigir CNAE es una tarea bastante más colectiva de lo que alguna gente piensa. Nuestros órganos de gobierno son el comité ejecutivo, la junta directiva y la junta general, a la cual pertenecen todos los presidentes de las asociaciones provinciales. Es la que toma por votación los acuerdos importantes. ¿Qué importancia tiene la formación vial? Es nuestra razón de ser y la seguridad vial, nuestro norte. Las autoescuelas viven por y para formar conductores que sepan moverse con fluidez y seguridad en el complejo tráfico actual. ¿Es la autoescuela un servicio muy solicitado en la actualidad? Unas 750.000 personas al año obtienen en España un permiso de conducir. El perfil predominante es el del joven que aspira a obtener su primer permiso de conducir, por lo común el B. Sin embargo, es un 45 por ciento menos que en 2008. La baja natalidad, la crisis económica y otros factores como la escasez de funcionarios en la DGT han mermado mucho la actividad. ¿Cuál es el modelo de negocio idóneo para una autoescuela? El que le permita salir adelante y sobrevivir. La inmensa mayoría de los centros de Formación Vial españoles son microempresas que les resulta complicado llegar a fin de mes. Esta es una actividad vocacional, que muchas veces se transmite de padres a hijos. ¿Es un sector apropiado para em-prender? En la actualidad, el emprendimiento no es una bicoca, porque el sector está muy maduro y hay mucha más oferta que demanda. Las claves para triunfar son la pasión por la enseñanza ligada al mundo del motor y la capacidad para afilar el lápiz. La vocación es imprescindible, pero también lo es cuadrar las cuentas. ¿Qué es necesario mejorar en España dentro de este sector? Hemos pedido a la Administración que no condicione con sus problemas de personal la actividad de las autoescuelas. Si formas a un alumno y éste no se puede examinar, el perjuicio para él y para el centro de Formación Vial donde se ha preparado es enorme. Hay muchas zonas del país donde esta situación se ha vuelto endémica. Es intolerable. Ningún negocio puede prosperar en tales condiciones. ¿Qué opinión le merece el actual sistema de formación? La Administración debe ser valiente y optar por un modelo de enseñanza de la conducción que, al igual que en los países más avanzados, permita recuperar el papel del aula, la clase teórica y la relación entre el profesor y el alumno. En la actualidad, rellenar test de cara a un examen se ha convertido en el modo exclusivo de abordar la formación teórica de la mayoría de los aspirantes a conductores. Pero empollar de memoria normas y señales no es el mejor modo de asimilar los conceptos y valores de la conducción segura y la movilidad sostenible. Las normas tienen un porqué y hay que explicarlo. Los test, siempre que no se abuse de ellos, sirven para comprobar los conocimientos de los alumnos, pero no deben sustituir al profesor. ¿A qué retos se enfrentan en el futuro próximo? El reto es diversificar nuestra actividad y mejorar la cualificación inicial y la actualización de conocimientos de los profesores de las autoescuelas, pues son los únicos especialistas en seguridad vial a pie de calle con los que cuenta el país.