El estudio de arquitectos barcelonés Batlle i Roig presume de su transversalidad en los proyectos que viene ejecutando desde hace más de 35 años, añadiendo además especialización en ámbitos como el paisajismo. Su filosofía es la de construir ciudad con sus diferentes usos, desde vivienda a oficinas, pasando por parques y carriles bici. Una de vuestras señas de identidad es la integración con la naturaleza y el uso de vegetación.... Desde el primer momento teníamos interés en temas de espacio público y paisaje, pero también empezamos a hacer casas, aunque enseguida fuimos más conocidos en el primer ámbito. Tuvimos la suerte de empezar en el mismo momento en el que los ayuntamientos democráticos comenzaban a hacer obras, y siempre nos hemos preocupado mucho por la vegetación. Nos consideramos jardineros. En mi caso coincide que soy hijo de jardineros. En un momento incluso había gente que consideraba que era demasiado, pero el tiempo nos ha dado la razón. Ahora todo el mundo habla de naturalizar la ciudad, e incluso los edificios se están inundando de vegetación porque se habla de recuperar el contacto con la naturaleza. Vuestros proyectos se reparten al 50 por ciento entre los que encarga el sector público y los del sector privado ¿Cómo ha evolucionado con los años? En los orígenes trabajamos más para la administración pública, mientras que los encargos privados eran más pequeños, y con los años y la crisis pasó lo contrario, pero el hecho de ser diversos hizo que resistiésemos. Incorporamos nuevas tecnologías como el BIM, en el que hemos sido precursores en España, que nos ayudó a conseguir muchos encargos de clientes privados. ¿Me puedes poner ejemplos? En el sector privado, acabamos de hacer una terminal de cruceros para el grupo Carnival en Barcelona y estamos haciendo el nuevo miniestadio del FC Barcelona. Son cosas poco habituales, y proyectos así nos han acostumbrado a trabajar en escalas, programas y situaciones diferentes, pero siempre vinculadas al paisaje y a la ciudad. También estamos haciendo muchos edificios de oficinas del 22@, el nuevo campus administrativo para unificar oficinas de la Generalitat y tuvimos la suerte de trabajar con un gran cliente como es Inditex. Hemos hecho tres sedes para ellos y estamos haciendo una cuarta, y cada edificio de estos es enorme. Si los edificios de Barcelona, los grandes que hemos hecho nosotros, tienen entre 7.000 y 15.000 metros cuadrados, cada uno de estos tiene 40.000. Esto nos ha dado, aparte de nombre, mucha experiencia para trabajar a gran escala, para innovar, para saber trabajar rápido y ajustado a presupuesto. Queremos ser creativos y eficientes simultáneamente, y también queremos actuar con transversalidad sin dejar de ser muy especialistas de las cosas que mejor sabemos hacer. De todo lo que hacéis, ¿qué peso tiene cada ámbito? Somos más conocidos por la obra pública y paisajismo que por la vivienda. Ahora estamos haciendo encargos para varias promotoras privadas, aunque estamos haciendo muchas más oficinas que viviendas. En volumen podría decir que se reparten al 70 y 30 por ciento. Ahora nos consideran expertos en oficinas. ¿Y cómo veis el parque de oficinas de Barcelona? Las compañías que quieren venir a Barcelona son grandes, y quieren oficinas grandes, pero los edificios que se hacen en Barcelona son pequeños. Muchos son ineficientes porque son altos pero estrechos, y mucha gente quiere tener 1.000 metros cuadrados en una sola planta. Hay un problema de tamaño, de demasiada fragmentación, y nos pasa en la ciudad y también fuera. Hay muchos polígonos industriales que están obsoletos y muriéndose, mientras no hay espacio para grandes desarrollos. Pero no quiero que se confunda mi discurso con la reclamación de más terreno para construir; para el futuro crecimiento no se debe atacar más naturaleza, sino que hay una gran capacidad de reforma. ¿Estáis interesados en construir edificios para 'coworking'? El cliente promotor nos pide edificios versátiles para que sirvan para cualquier inquilino, pero es cierto que hemos notado un incremento del coworking muy importante, y tiene requerimientos diferentes. No solo de espacios más abiertos y con muchos espacios comunes, sino técnicos, porque ponen mucha gente por metro cuadrado, el doble que en una oficina tradicional, y por ello los edificios normales no cumplen las normativas, por ejemplo, de evacuación de las escaleras, número de lavabos y ventilación. Ahora que se ha vuelto a activar la vivienda pública, ¿os interesa volver a hacer vivienda protegida como habíais hecho antes? Sí. Creemos que la vivienda pública es un lugar muy bueno de entrenamiento para aprovechar al máximo los metros cuadrados y a precios muy equilibrados. También debería permitir innovar sobre el modelo de vivienda, que es lo que menos ha cambiado estos años, frente a la evolución del paisajismo, el espacio urbano y las oficinas. El Ayuntamiento de Barcelona está dando algunas oportunidades a la investigación de modelos nuevos, pero cuesta mucho que el mundo de la vivienda innove de verdad, por ejemplo, en si los pisos se entregan más acabados o menos.