El pasado 24 de julio el Ministerio de Fomento recordó que Ryanair tenía que compensar a los pasajeros afectados por la huelga de los tripulantes de cabina con indemnizaciones que van desde los 250 euros hasta los 600 euros ya que los "los conflictos laborales de la propia compañía no son una circunstancia extraordinaria". Y es que, tal y como ha denunciado Facua, Ryanair habría estado desinformando a los pasajeros afectados para que no exigiesen compensación más allá de la devolución del billete o lograr otro transporte. Pese a ese intento para mantener sus costes a raya, la low cost reconoce en su informe anual de 2018 que "no puede garantizarse que la compañía no incurrirá en un aumento significativo en los costos en el futuro si experimenta una gran cantidad de retrasos o cancela" debido a que diversos juzgados, incluido el europeo, ha acotado la definición de "circunstancia extraordinaria" lo que permite un aumento de las reclamaciones de los consumidores. Así, destaca que el Tribunal Europeo de Justicia llegó a determinar en 2015 que se debía indemnizar en caso de cancelación por defectos técnicos. En este sentido, Ryanair reconoce unos costes extraordinarios de 25 millones en su tercer trimestre por la cancelación de 2.100 vuelos en septiembre y octubre que afectó a unos 350.000 pasajeros. "Los costes aumentaron ya que los pasajeros tienen una mayor propensión a reclamar que en años anteriores", explica la firma. En este punto, acota el impacto de las miles de cancelaciones del último año fiscal ya que el grueso se realizó con más de 15 días de preaviso y la distancia media de sus vuelos europeos reduce las indemnizaciones a la parte baja de la tabla.