Dejar a cero los activos tóxicos en los balances de la banca española va a ser una ardua tarea, según los analistas de S&P. La última oleada de grandes ventas de inmuebles y créditos morosos por parte de las entidades a fondos de inversión no trae grandes vientos de optimismo sino que deja con más claridad lo que queda al fondo del pozo. "Los bancos españoles están cada vez más cerca de poner fin a su problema de morosidad, pero les resultará difícil despejar completamente el terreno, ya que la mala calidad de los activos restantes dificulta la búsqueda de compradores", señala el informe de S&P Global Market Intelligence. Los analistas, no obstante, reconocen que un mejor entorno económico ha permitido a la banca reducir considerablemente el problema en los últimos tres años, y con ello, su ratio de morosidad. Así, destacan que el Santander ha visto descender este ratio del 4,81 por ciento al 4,54 por ciento. Del mismo modo, BBVA lo ha bajado del 6,12 por ciento al 5,05 por ciento; CaixaBank, del 8,18 al 6,39 por ciento; Sabadell, del 8,56 al 5,61 por ciento y Bankia, del 11,08 al 9,01 por ciento, según los datos del primer trimestre de 2018. El informe señala que el último año ha sido testigo de un fuerte impulso de la banca para vender paquetes de activos improductivos a fondos de capital riesgo, en un contexto de mejora de la economía y también por la bonanza del sector inmobiliario con el respectivo alza de precios. Entre las grandes operaciones, destaca la venta que realizó Santander del 51 por ciento de los activos del Popular a Blackstone por 5.100 millones. BBVA traspasó a Cerberus el 80 por ciento de su negocio inmobiliario en España en noviembre por 4.000 millones. Finalmente, CaixaBank vendió a Lone Star en junio otra cartera de activos valorados en 12.800 millones brutos.