Asegura que "a la vuelta de la esquina" había un 'agujero' de 5.500 millonesEl expresidente del Popular entre febrero y junio de 2017, Emilio Saracho, reconoció ayer en el Congreso que el banco se abocaba a un problema de solvencia en la última etapa que estuvo al frente del mismo. El exbanquero reconoció que la fuga de depósitos -motivo que llevó al banco a su resolución- se intensificó a partir de abril, mes en el que se celebró la junta de accionistas y anunció la necesidad de una nueva ampliación de capital que cayó como un jarro de agua fría sobre el mercado, aunque las palabras de la presidenta de la JUR, Elke König, fueron la puntilla. König declaró a Bloomberg que la institución estaba vigilando el Popular, información que publicó Reuters el 31 de mayo de 2017, provocando la salida de 5.000 millones en depósitos en tres días. "No puedo acusarla de que la puntilla es el problema, porque el problema real que teníamos era de solvencia y estaba a la vuelta de la esquina. Como mínimo necesitábamos 5.500 millones de capital", aseguró. Respecto a su entrada en el banco, explicó que llegó a través de un headhunter y que su primer contacto fue con la entonces consejera del Popular, Reyes Calderón. Aseguró que al principio rechazó la oferta pero que a finales de noviembre de 2016 le llamó el presidente de la CNMV, Sebastián Albella, para decirle que no podía rechazarla. El banco emitió un hecho relevante con su propuesta como presidente el 21 de diciembre y, después de eso, según Saracho, la oferta "por responsabilidad" y con "pereza infinita" porque la acción había subido un 10 por ciento. No obstante, asegura que cuando llegó al Popular era consciente de lo que afrontaba y la resolución no ha sido una sorpresa. "No soy tan imbécil de no saber lo que podía pasar", espetó, para justificar después que para lo que hizo al frente del banco no había nadie preparado, ni él ni otros. Saracho asegura que llevó con él a tres consejeros que estaban dispuestos a correr riesgos, tantos que al final han acabado imputados. El primer problema que encontró en la entidad, asegura, es que nadie conocía cuántas provisiones se necesitaban e iban a tardar cuatro meses en saberlo. "Si un banco no sabe qué tiene en su activo no puede circular, es una bomba", dijo. Después, en abril se enfrentó a la reexpresión de las cuentas de 2016, mal menor a su juicio puesto que señala que la CNMV le dijo que una reformulación sería el fin del banco. Por otro lado, Saracho se defendió de las palabras de Ron relativas a que llegó a la entidad para hacer caer el precio de la acción. "A mí la acción no me quitó el sueño nunca. No había nada que hacer para bajarla. A mí me bajaba porque era lo natural ya que el banco valía cerca de cero", justificó.