La multinacional francesa Vranken-Pommery Monopole ha reconocido abiertamente su interés por la oportunidad de "estrechar lazos" con la bodega catalana Codorníu, que está en plena búsqueda de un inversor minoritario para dar salida a los accionistas de la familia que desean vender su participación. En un comunicado, el grupo galo anunció que está "estudiando" junto a Codorníu las "oportunidades" de aumentar sus vínculos. Desde hace años, Codorníu es la distribuidora en España de las marcas de la firma francesa, que a su vez distribuye en Bélgica los productos de la bodega de Sant Sadurní d'Anoia (Barcelona). Por ello, los consejeros delegados de ambas multinacionales se reúnen mensualmente, según fuentes de la compañía catalana. Vranken-Pommery Monopole se reivindica como el segundo grupo mundial del sector del champagne, y cotiza en las bolsas de París y Bruselas. En 2017 facturó 300 millones de euros, lo mismo que el ejercicio precedente, mientras que elevó un 45 por ciento su beneficio hasta 8,7 millones. Su punto débil es la deuda, ya que tras varias adquisiciones la tenía situada a cierre de 2017 en 618 millones. Esta limitación para abordar un nuevo gran apalancamiento favorece los planes de Codorníu de encontrar un socio minoritario, como anunció en abril al rechazar una oferta del fondo Carlyle para hacerse con el control de la que es la empresa más antigua de España y todavía en manos de 216 descendientes de la familia fundadora. Codorníu cerrará la semana que viene el ejercicio 2017-2018, pero no prevé hacer públicos los resultados hasta otoño. En 2016-17 facturó 236 millones, con un beneficio de explotación de 16 millones, y en el primer semestre del curso 2017-2018 anunció unos beneficios de 11 millones, lo que supone un 61 por ciento de incremento interanual.