Un grupo de minoritarios pretende salir del grupo ante la caída de los dividendosLa historia reciente de Freixenet vuelve a repetirse con Codorníu. Si el gigante del cava que preside Josep Lluís Bonet se vio obligado a dar entrada en su accionariado al grupo alemán Henkell -adquirió un 50,7 por ciento el pasado mes de marzo, por 220 millones de euros-, ahora es su mayor competidor el que se enfrenta a una situación similar. La compañía que preside Mar Raventós está ante una guerra en su capital, por la caída de los dividendos en los últimos años, como consecuencia de las pérdidas registradas. En las juntas en las que se aprobaron las cuentas de 2015 y 2016, una parte significativa del capital votó ya en contra de la "gestión social desempeñada por el Consejo de Administración de la sociedad durante el ejercicio", tal y como adelantó elEconomista el pasado 2 de octubre. En la última ocasión, fueron en total 33 accionistas minoritarios, que representaban el 20,27 por ciento del capital presente, los que mostraron su rechazo. Estos accionistas son, precisamente, los que iniciaron la búsqueda de un socio y contactaron con el fondo estadounidense Carlyle, que se mostró dispuesto a hacer una oferta, condicionada al control del 51 por ciento del capital. Ante esta situación, y con el objetivo de buscar alternativas que faciliten esa salida a los descontentos, pero permitan a los Raventós mantener el control, el grupo ha contratado a AZ Capital para buscar a un socio minoritario. Muestras de interés "La entrada de un socio industrial podría propiciar que se lograran sinergias interesantes", ha explicado Javier Pagés, director general de Codorníu, en declaraciones a elEconomista. Desde la compañía aseguran que, de hecho, ya están recibiendo muestras de interés y que éstas proceden tanto de firmas de capital como de industriales. Pagés admite que el proceso se encuentra en una fase muy inicial y que podría demorarse hasta nueve meses, pero agrega: "Lo que nos gustaría es tener el tema resuelto este mismo año". Unideco, la empresa matriz de Codorníu y propietaria también, entre otras, de Bodegas Bilbaínas, mantuvo estancadas sus ventas en 228,8 millones de euros en el último ejercicio con cifras disponibles, el de 2016. No obstante, y después de dos años en pérdidas, logró un pequeño beneficio, de 2.269 euros. En 2014, la compañía de cava de los Raventós perdió 5,3 millones y en 2015 otros 4,3 millones, una de las razones que explica el malestar entre los accionistas. Pagés reconoce que "cuantos más dividendos, más contento está el accionista, y cuantos menos dividendos, menos contento". Con todo, ha afirmado que "siempre ha habido algún tipo de reparto de una forma u otra".