Simulaba una operativa en un mercado virtual y logró defraudar 2,5 millonesUna rentabilidad alta, sin apenas riesgo, y con capacidad para desviar los ahorros a Islas Marshall y San Vicente y Granadinas, dos de los paraísos fiscales más atrayentes a nivel mundial. Así es como funcionaba el chiringuito financiero desmontado el pasado martes por la Policía Nacional y que provocó la detención de 79 personas, la mayoría de ellas de nacionalidad española. La captación del dinero se realizaba, según fuentes policiales, de dos formas distintas. Por un lado, se habían diseñado páginas web atractivas, con denominaciones en inglés y datos de contacto en el extranjero para que los clientes abrieran una cuenta y operaran en un mercado virtual, que en realidad ni siquiera existía. Por el otro, contaban con un personal instruido y capacitado para captar potenciales clientes mediante llamadas telefónicas. "Una vez que el futuro cliente estuviera interesado en invertir, le martilleaban con ofertas sobre diversos productos financieros -generalmente opciones binarias- o sobre determinadas materias primas u otros, como el oro, el maíz, el petróleo", explican desde la Policía. Dado que la meta de la organización era exprimir económicamente a los clientes, sus brókeres estaban instruidos con unos guiones predeterminados con los que dar una respuesta rápida a cualquier duda que se les plantease valiéndose de cualquier treta para lograr un sí. La firma usaba distintas marcas, como Plataforma VLT y Centrum Platinum, e iba sustituyendo las web y enviando los clientes de una a otra según se iban produciendo advertencias por parte de la CNMV. La investigación comenzó en septiembre de 2016 tras la presentación de la denuncia por un afectado en una comisaría de distrito de Valladolid. A raíz de esta información se recabaron nuevas denuncias al objeto de conectar los datos, detectar la ubicación de las oficinas y deducir su método de trabajo. El método por el que operaba el chiringuito consistía en simular una operativa en un mercado virtual, aunque en realidad no se podía llevar a cabo ningún tipo de inversión. Los comerciales de la empresa ofrecían diversos productos financieros, generalmente opciones binarias, sobre determinadas materias primas. 'Ruleta rusa' Esta oferta llegaba bajo la premisa de una alta rentabilidad y un riesgo mínimo. Nada más lejos de la realidad. Las opciones binarias son un sistema por el que el inversor predice dónde acabará el precio de un activo en un determinado periodo de tiempo. En caso de acertar, recibe un retorno pactado, pero si falla perderá toda la cantidad. Al tratarse de una estafa, en la que solo se simulaba la operativa y si solicitaba recuperar lo invertido o disponer de sus ganancias se le informaba de que había perdido todo el dinero ingresado. Recientemente, la Esma, el regulador europeo, advertía sobre el aumento en la comercialización de estos productos a través de prácticas de marketing agresivas y el aumento de reclamaciones de los inversores que han sufrido pérdidas significativas. Asimismo, resaltaba que son productos "de riesgo, complejos y especulativos".