El Ministerio de Fomento, a través de la empresa pública Seittsa, asumirá hoy la explotación y el mantenimiento de la radial R-4, que discurre entre Madrid y Ocaña (Toledo), que se convertirá en la primera de las ocho autopistas de peaje en quiebra que revierte al Estado. La R-4 pasará a ser gestionada por Fomento como consecuencia de la liquidación de la sociedad concesionaria, que estaba en concurso de acreedores. De acuerdo con la Ley de Contratos del Sector Público, si una concesión de obra pública inicia la fase de liquidación en un concurso de acreedores, existe la obligación legal de resolver el contrato de concesión y que la infraestructura revierta a la Administración. El Estado garantizará la prestación del servicio en todas las autopistas en quiebra y la subrogación del personal, cerca de 700 trabajadores, en las mismas condiciones laborales.