Da por cerrada la crisis por Cataluña, tras perder 3.000 millones en depósitos CaixaBank ha cerrado en 2017 un ejercicio atípico. Con cambio histórico de sede, con el liderazgo en la Península Ibérica y con unos beneficios, tras la integración del portugués BPI, que han marcado nivel récord, en 1.684 millones de euros, lo que supone un 60,9 por ciento más que en el año precedente. Sin tener en cuenta su filial lusa, que aportó en la última línea del resultado 176 millones, el incremento interanual de la ganancia hubiera alcanzado el 44,8 por ciento. Según el consejero delegado, Gonzalo Gortázar, la clave del ejercicio, además de sumar a sus cuentas las de BPI, está en la fortaleza de los ingresos procedentes de la actividad bancaria. En un entorno de tipos de interés negativo, las entidades financieras no sólo miden esa actividad a través del margen de intereses, sino, también, por la evolución de las comisiones y de otros negocios, como los seguros. En el caso de CaixaBank, el margen que mide lo pagado por depósitos y lo recibido por créditos, crece un 14,2 por ciento (un 5,1 por ciento más sin BPI), mientras que las comisiones lo hacen en un 19,5 por ciento (un 6,3 por ciento más sin BPI). Otros ingresos no bancarios han reducido su peso en el año, al reducirse el resultado de las operaciones financieras un 66,7 por ciento, hasta 282 millones. La cartera de participadas, por su parte, aporta unos ingresos un 21 por ciento inferiores a los de hace un año, hasta 653 millones. En este epígrafe, se refleja un menor dividendo de Telefónica, la venta del 2 por ciento de la participación de BPI en el angoleño BFA antes de la toma de control (97 millones negativos) y unos impactos extraordinarios de 119 millones, de los que 76 millones corresponden a aplicar los efectos inflacionarios de Angola a BFA. Entre sus participadas, está la Sareb, de la que controla el 12,24 por ciento del capital. CaixaBank ha realizado en 2017 un saneamiento de su exposición al 'banco malo' por valor de 154 millones de euros. El anuncio de la mayor cifra jamás ganada antes por el banco se realizó ayer en Valencia, donde CaixaBank comunicaba por primera vez sus resultados anuales. El presidente, Jordi Gual, afirmó que el cambio de sede está "por encima de cuestiones sentimentales" y que se adoptó al estar obligado a garantizar la seguridad jurídica y la continuidad del negocio. "No hubo sobrerreacción", aseguró. El consejo de CaixaBank decidió, el pasado 6 de octubre, trasladar su sede y su domicilio fiscal a Valencia, sólo cinco días después de la celebración de la consulta ilegal independentista y un día después de haberlo anunciado el Sabadell. Gual, por dos veces, quiso agradecer a la red comercial de CaixaBank el "enorme" esfuerzo realizado durante los "vaivenes" producidos por la inestabilidad en Cataluña, un periodo donde se produjeron "salidas moderadas" de fondos, según Gortázar. La situación, lejos del "nivel de preocupación" de ese mes, se ha normalizado y revertido, según sus máximos directivos. Algo que coincide con la percepción y datos del resto de entidades financieras, que sólo detectaron un nivel anormal en el traslado de fondos en octubre. Según los datos facilitados ayer a la CNMV, CaixaBank perdió durante el último trimestre del año 2.944 millones de euros en depósitos, lo que supone una disminución en tres meses del 1,5 por ciento. En concreto, los depósitos a la vista se redujeron en 2.054 millones, mientras los ahorros a plazo bajaron en 890 millones. Un recorte que no pudo ser compensado por el aumento de los fondos de inversión, que subieron durante el último trimestre en 612 millones de euros. "Normalización" A final de año, el accidentado trimestre no impide que CaixaBank suba en recursos a clientes un 3,5 por ciento -unos 10.600 millones- o un 15 por ciento -más de 45.000 millones-, si se tiene en cuenta la contribución del portugués BPI. Para Gual, la situación en Cataluña tiende a normalizarse, lo que no sólo tiene su reflejo en el banco, sino en la economía en general. De la previsión inicial de que las incertidumbres generadas en esta comunidad iban a restar entre 2 y 3 décimas al PIB español de 2018, ahora considera que el 2,4 calculado para este año podría revisarse al alza. En cuanto a la evolución del crédito, la cartera total, excluyendo dudosos, sector público y financiación a Criteria (lo que define como cartera sana), aumenta en España un 0,4 por ciento. Mientras el destinado a empresas crece un 4 por ciento y el crédito al consumo lo hace un 22,4 por ciento, la variación negativa en el hipotecario, hace que la destinada a particulares se reduzca un 2 por ciento. Algo que CaixaBank espera que cambie en 2019. Sobre cláusulas suelo, Gortázar, no prevé que la entidad tenga que aumentar las provisiones realizadas ya, de 625 millones. El banco ha devuelto a los clientes que han reclamado 241 millones.