Citigroup, como ya hizo JPMorgan el pasado viernes, registró en su cuarto trimestre fiscal de 2017 un cargo extraordinario de 22.000 millones de dólares relacionado con el trato de los impuestos diferidos y los gravámenes a la repatriación de beneficios incluidos en la reforma fiscal aprobada por los republicanos el pasado 22 de diciembre. Esta factura provocó una pérdida de 18.300 millones de dólares en el trimestre. Sin el efecto de los cambios tributarios, el beneficio neto de Citi creció un 4 por ciento en los últimos tres meses de 2017, hasta 3.700 millones de dólares. Por su parte, los ingresos del banco aumentaron un 1,4 por ciento, hasta 17.260 millones de dólares. El impuesto de sociedades real para Citi será del 25 por ciento desde el gravamen del 30 por ciento que desembolsó el año pasado. Dicho esto, la entidad será uno de los grandes bancos que menos se beneficiará de las rebajas fiscales auspiciadas por Trump, dado que la mitad de sus beneficios procede del extranjero. Del cargo extraordinario registrado por la compañía, 19.000 millones están relacionados con impuestos diferidos y alrededor de 3.000 millones con la repatriación de beneficios.