Respeta las decisiones que tome cada país en relación a las plantas de carbónEnel garantiza la entrega de un dividendo de 0,28 euros por acción el año que viene frente a los 0,21 euros previstos, si el reparto del 70 por ciento del beneficio que obtenga -a lo que se comprometió el año pasado- es inferior a esa cantidad, según desveló ayer la compañía durante la presentación de la revisión de su Plan Estratégico, que abarca de 2017 a 2020. En relación al beneficio ordinario, la empresa confirmó el grueso de las líneas del Plan precedente, con un ligero incremento del beneficio previsto para 2019, que pasa de 4.700 millones a 4.800 millones de euros. El resultado bruto operativo (ebitda) debería crecer un 6 por ciento, hasta situarse en los 18.200 millones. Las inversiones ascenderán a 24.600 millones entre 2018 y 2020, mayoritariamente en mercados maduros. La deuda debería crecer un 4 por ciento, y absorber un 31 por ciento del flujo de caja. El Plan pone el acento en dos elementos. El primero es la digitalización, a la que destinará una inversión de 5.300 millones para conseguir un retorno de la inversión de doble dígito y unos ahorros de 1.200 millones en 2020. Y el segundo son los clientes, sobre los que se volcará al objeto de incrementar el ebitda en 3.300 millones, gracias al suministro de luz y gas al por menor y las soluciones digitales aplicadas, como el e-Mobility, el e-Home o la e-Industry. Además, seguirá reduciendo el número de sociedades en Lationamérica, que ya han pasado de 69 en 2015 a 53 en la actualidad, hasta dejarlas en poco más de 30. Francesco Starace, consejero delegado de la compañía, consideró que el Plan tiene "poco riesgo" y recalcó que conlleva un aumento de ingresos para los accionistas "de un modo sostenible en el tiempo". Descarbonización El proceso de descarbonización y el cambio en el mix de generación de la empresa sobrevoló toda la presentación del Plan. La multinacional pública italiana quiere pasar de 40,5 GW limpios en la actualidad a 47,7 GW en 2020, a la par que prevé reducir significativamente su capacidad térmica de generación -sobre todo con carbón- desde los 46,6 GW actuales a 39,2 GW. Con ello, su mix pasaría a ser un 55 por ciento libre de emisiones de CO2. En este sentido, Starace consideró posible que en Italia desaparezcan las plantas de carbón en 2025, "en apenas siete años", siempre y cuando se invierta en nueva generación que sustituya esas centrales. Pero descartó que se pueda extrapolar la evolución a otros países, porque "cada uno tiene una visión diferente". Puso España como ejemplo, donde el Gobierno quiere mantener estas centrales abiertas. Al responder a los medios de comunicación, el ejecutivo ahondó en la situación en España: aclaró que "no tenemos una posición agresiva", por lo que "nos sentaremos a esperar y ver qué decide el Gobierno español en su Plan de Transición Energética tras negociar con las autoridades de Bruselas".