T ras dos años creciendo a doble dígito, conseguir solo el 7 por ciento se antoja escaso para una industria de biotecnología farmacéutica, una industria que ha marcado el rumbo del sector durante los últimos años y protagonizado muchos de los lanzamientos superventas del mercado. Estos se han traducido en una fulgurante subida de sus ingresos e índices bursátiles en el caso de las grandes multinacionales cotizadas. El frenazo registrado en los resultados de las grandes compañías biotecnológicas del sector farmacéutico en 2016 arroja ahora algunas sombras sobre el potencial de crecimiento que Ernst & Young (EY) ha analizado en un reciente informe. La entrada en el mercado de los primeros biosimilares está suponiendo un duro ajuste para algunas compañías cuyos ingresos dependen en buena parte de la facturación de sus productos estrella. Otro factor que está repercutiendo en la evolución del sector son las tarifas fijadas por las compañías, que están siendo cuestionadas por los gobiernos a través del endurecimiento del acceso al mercado y la necesidad de demostrar el valor de los nuevos productos. Previsiblemente, esta presión por parte de los gobiernos se mantendrá en el futuro para reducir unos precios que amenazan la sostenibilidad de los sistemas nacionales de salud y financiar el acceso a las nuevas moléculas que están en camino. Debate sobre precios A pesar de este escenario, el crecimiento de las ventas de las biotecnológicas cotizadas en Estados Unidos y Europa sigue siendo robusto. En 2016, sus ingresos aumentaron un 7 por ciento después de dos años creciendo a doble dígito. Las ventas conjuntas alcanzaron los 139.400 millones de dólares si bien el beneficio neto cayó un 52 por ciento, hasta los 7.900 millones de dólares. Entre las biotecnológicas más poderosas, destaca la caída del 7 por ciento en las ventas de Gilead debido a las rebajas en los precios y la entrada de otros competidores en su lucrativo negocio de antivirales. Por el contrario, Amgen y Biogen han registrado crecimientos del 6 por ciento y Celgene del 21 por ciento. El retroceso en las ventas de Gilead no ha mermado la capacidad de la biotecnológica para hacer dinero. Su beneficio neto alcanzó los 13.500 millones de dólares, 5.800 millones más que sus más cercanos rivales, como Amgen (7.700 millones de beneficio neto) o Biogen (3.700 millones), con incrementos del 6 por ciento en ambos casos respecto al año anterior, y de Celgene, con 2.000 millones de beneficio neto. Aumenta la inversión en I+D Uno de los movimientos apuntados por los expertos de la consultora es el incremento de los gastos en I+D en un 12 por ciento el año pasado, hasta los 45.700 millones de dólares, conscientes de que se trata de un negocio que requiere de ciclos largos de desarrollo. Por segundo año consecutivo, esta inversión en I+D que se está redirigiendo a las nuevas tecnologías digitales emergentes y a la inteligencia artificial, supera en tasa al crecimiento de las ventas. Uno de los efectos de esta estrategia ha sido el reparto de menores dividendos y una fuerte caída de su capitalización bursátil de cerca del 20 por ciento del valor acumulado en 2015 que superó el billón de dólares debido, entre otros factores, a la incertidumbre política generada por la Administración Trump en Estados Unidos y a la deriva del Brexit en Europa, apunta la consultora. Los accionistas de las principales compañías también han visto menguados sus dividendos en 2016 por primera vez desde 2013. Con 3.000 millones de dólares, Amgen fue la que desembolsó una mayor suma, seguida de Gilead, con cerca de 2.500 millones de dólares. Por parte de las europeas, las que más remuneraron a sus accionistas fueron Actelion, Ipsen, Novozymes y Shire, con un total de 550 millones de dólares. Otra forma de remunerar a sus accionistas fue a través de la recompra de acciones. Amgen invirtió así 11.000 millones de dólares, mientras que Amgen dedicó 3.000 millones a este fin, por los 2.200 millones de Celgene y 1.000 millones de Biogen. Los analistas también subrayan la reducción de las reservas de efectivo, que podría empujar a más empresas a buscar una fusión, adquisición o asociación durante los próximos meses. No obstante, hay que poner en perspectiva estos indicadores, como hace EY, analizando la espectacular subida de la capitalización bursátil del sector (ver gráfico). En opinión de Silvia Ondategui, socia responsable de Life Sciences de EY en España, "a nivel global, la industria biotecnológica tiende a la estabilidad, con crecimientos más moderados que en años anteriores pero con una propuesta de valor sólida y con proyectos atractivos; asimismo, veremos alianzas estratégicas interesantes en las que la innovación biomédica se combinará con técnicas de data analytics para aportar un mayor valor al paciente". Esta experta destaca el papel de los fondos de venture capital, que se mostraron especialmente activos en las rondas de financiación de las etapas más tempranas, afirma.