La oficina de Madrid no tenía más actividad que la de servir a grupos criminalesEl magistrado de la Audiencia Nacional, Ismael Moreno, imputó ayer al ICBC de Luxemburgo, entidad matriz de la sucursal abierta en diciembre de 2010 en España, al considerar que presuntamente tuvo conocimiento y, además, permitió que la oficina de Madrid funcionara como un banco de blanqueo de capitales para grupos criminales. La Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil ya detuvo el pasado mes de febrero a siete empleados de la sucursal madrileña, actualmente, también imputados, por captar dinero en efectivo de grupos como Emperador, Chequian o Snake y facilitarles la operativa bancaria para ocultarlo, convirtiéndolo en productos bancarios como préstamos, y transferirlo posteriormente a China. Según la Oficina Nacional de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac), el ICBC de España no tuvo negocio bancario alguno como la suscripción de préstamos o hipotecas entre 2011 y 2014, limitándose sus operaciones "casi en exclusiva" a ser un instrumento de blanqueo de las ganancias ilícitas obtenidas por grupos criminales, mayormente de nacionalidad china. El dinero, vendría así, siempre según el auto al que ha tenido acceso este diario, de los copiosos beneficios que obtenían estas mafias especialmente a través de exportaciones e importaciones fraudulentas con China y en la economía sumergida dentro del mercado nacional. Tan sólo en el primer año de actividad del banco en España, el ICBC declaró un volumen de operaciones de 147,5 millones de euros, pasando un año después a rebajarse a los 73,2 millones, hasta reducirse en 2013 a tan sólo 7,9 millones. Un año después, en 2014, la oficina de Madrid volvió a elevar el importe de sus operaciones a 281 millones de euros, es decir, más dinero del que movió los tres años anteriores. El total de las operaciones de los cuatro ejercicio de actividad que investiga la Audiencia Nacional asciende a 509,6 millones de euros. Además, la gran mayoría de este dinero, según destaca la Oficina Nacional de Prevención de Blanqueo de Capitales (Sepblac), se movió en efectivo. La investigación apunta a que ninguno de los dos directores que tuvo la sucursal española en esos años (Liu Gang y Liu Wei) tomó medidas contra la prevención del blanqueo y la financiación terrorista. Lejos de ello, permitieron a sus clientes el uso de documentación idéntica, que compartieran identificación o la apertura masiva de decenas de cuentas cuyos titulares siempre tenían el mismo domicilio. Un testigo del caso, además, informó a los investigadores que ambos directores llegaron a instar a los trabajadores para que hicieran transferencias del dinero que entraba de las mafias a través de cuentas internas del banco, que eran opacas para la Hacienda Pública. El magistrado señala además que el ICBC en España amparó que estas organizaciones realizaran ingresos en efectivo en cuentas corrientes que, en el mismo día o un día después, se transfería a otro destino, cancelando a escasos meses la cuenta creada. La oficina también permitió repetidas veces el fraccionamiento de los pagos que se repartían entre distintas empresas.