Discípulo del cardiólogo y ganador del Premio Nobel de la Paz, Bernard Lown, el doctor Vikas Saini denuncia el exceso de tratamientos médicos innecesarios. Un derroche que podrían ahorrarse los gobiernos para atender otras necesidades y financiar innovaciones. ¿Por qué se ha centrado en el diagnóstico del sobretratamiento médico como uno de los problemas más apremiantes? Siempre he pensado sobre el mínimo requerido para conseguir resultados. Me formé con un gran cardiólogo, el doctor Bernard Lown in Harvard, y aprendí con él a cuidar de los pacientes con problemas cardíacos con el mínimo de cirugía posible. Cuando lo puse en práctica me di cuenta de cuánto más se hacía de lo que se debería hacer o era conveniente. Así fue como empecé a interesarme por un asunto que cuanto más estudiaba, más claro tenía que el problema de los cuidados innecesarios o el sobretratamiento es, en la actualidad, uno de los grandes problemas de la medicina moderna, no solo en Estados Unidos, sino en todo el mundo. ¿Qué tres ejemplos de cuidados innecesarios destacaría? Hay muchas pruebas y tratamientos que tienen muy poca o muy modesta evidencia científica. Hemos creado listas que, combinadas, han crecido hasta alcanzar cerca de 2.500 tratamientos. Por eso es difícil seleccionar. Pero le daré tres ejemplos. Es muy común en Estados Unidos la intervención para implantar un stent en las arterias coronarias, muchas veces se trata de pequeños problemas de angina o con riesgo moderado o bajo y podrían ser tratados con fármacos. El segundo sería la cirugía de implante de cadera o de rodilla, en especial de rodilla. Y el tercero sería tanto el diagnóstico de imagen del dolor de espalda y muchas clases de cirugía asociada. Son ejemplos significativos pero la lista es larga. ¿Por qué se siguen haciendo estas intervenciones? La práctica médica es, muy a menudo, lenta en dejar de hacer cosas que se hacen cuando existe un nuevo conocimiento. Y muchas veces en medicina hacemos cosas sin mucha evidencia que se convierten en prácticas rutinarias que son muy difícil de cambiar, a pesar de que se genere nuevo conocimiento. ¿Qué parte del presupuesto de un hospital o de un sistema de salud podría estar derrochándose en este tipo de prácticas innecesarias? Difiere según el país. En Estados Unidos sabemos, por distintas estimaciones, que la cantidad derrochada podría situarse en un tercio del gasto. En otros países será seguramente menos, porque en Estados Unidos hay mucho despilfarro derivado de las compañías aseguradoras, ineficiencias administrativas y problemas de facturación. Hay que crear indicadores más fiables que midan el grado de sobretratamientos en cada país del mundo. ¿Se podría ahorrar por esta vía lo suficiente para financiar las nuevas tecnologías y medicamentos? Sí, creo que si nos podemos centrar en este asunto tendremos una oportunidad de tener una estrategia de éxito que nos sirva para ahorrar y financiar también la atención de personas que necesitan tratamientos y no los obtienen. ¿Qué otras experiencias o reformas considera más valiosas para reducir los costes asistenciales? No soy un experto pero estoy impresionado con las sociedades que han invertido mucho a nivel de barrio en Atención Primaria, eso parece ser muy eficaz. En Israel, por ejemplo, gastan una parte muy sustancial de su presupuesto en Primaria, creo que entre el 20 o el 25 por ciento. Es muy eficaz, eso sí los médicos tienen que tener tiempo, no pueden ser presionados y deben estar suficientemente apoyados para conseguir buenos resultados.