El financiero decía esperar una reducción de pena pero sin evitar la pronta entrada en prisión El expresidente de Caja Madrid estaba pendiente de fecha para comparecer de nuevo ante el juezEl expresidente de Caja Madrid, Miguel Blesa, apareció ayer muerto en una finca de un pueblo de Córdoba alcanzado en el pecho por el disparo efectuado con un rifle. El exbanquero afrontaba estos días la incógnita marcada por la reciente sentencia de las tarjetas black que le condenó a seis años de cárcel por apropiación indebida y gestionar la caja "como si fuera suya", según el fallo. La balanza se inclinaba hacia una pronta entrada en prisión, aunque quizá con reducción de pena por parte del Tribunal Supremo, tal y como pensaba el exbanquero y así confesaba a su círculo más íntimo. Blesa dibujó su vida como una montaña rusa de rápida subida, gracias a la estrecha amistad que le unía con José María Aznar, y estrepitosa caída por las batallas que lidió desde que tomó el control de Caja Madrid hasta su final, cuando perdió la guerra contra su sucesor Rodrigo Rato. Blesa, nacido en Linares (Jaén) el 8 de agosto de 1947, se licenció en Derecho y pocos años después, durante la década de los 70, conoció al expresidente del Partido Popular mientras se preparaban para ser inspectores fiscales del Estado. Finalmente, ambos compartieron plaza en la capital riojana en 1978. La amistad entre Aznar y Blesa era tan sólida que incluso llegaron a disputarse un piso en Logroño a cara o cruz, ganando el primero, según narró en sus memorias el que fue líder del Ejecutivo entre 1996 y 2004. El exbanquero, mientras Aznar comenzaba a entrar en el mundo de la política, ocupó varios cargos en la Administración como secretario del Gabinete Técnico de Hacienda o subdirector general de Estudios y Coordinación de la cartera de Economía. Sin embargo, a mediados de la década de los 80 dejó el sector público para montar, junto a otros socios, el despacho de abogados privado que se llamaría Blesa, Colmenar y Guío. No fue hasta 1993 cuando entró a formar parte del consejo de administración de Caja Madrid. Tres años después, en 1996, y coincidiendo con el triunfo de José María Aznar en las elecciones generales, fue nombrado presidente de la caja con 14 votos a favor y ninguno en contra. Ahí empieza la época dorada de Miguel Blesa, que culminaría en el ostracismo más absoluto. La etapa de Blesa en Caja Madrid estuvo marcada por inversiones ruinosas y una exposición elevada al ladrillo que acabó con una guerra en el seno de la entidad sin ningún precedente en la historia financiera española. La llegada de la crisis económica evidenció una ruinosa gestión acrecentada con la alta exposición al inmobiliario, que se soliviantó inicialmente con las plusvalías que dejó la venta de Endesa, pero que desembocó en la obligada fusión con Bancaja y otras cinco cajas menores y que dio lugar al nacimiento de Bankia. Blesa se mantuvo enfrentado con la entonces presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, durante los dos últimos años de su gestión en Caja Madrid por el control de la entidad. Entre los pulsos que jugó con Aguirre estaba la inversión de la entidad en Iberia, que mientras la expresidenta abogaba porque la caja comprara una participación en la aerolínea para evitar que quedara en manos extranjeras, el exfinanciero era reacio a la adquisición. Sin embargo, posteriormente, Blesa, y ante la posibilidad de perder el sillón de la presidencia de Caja Madrid, mantuvo una reunión con el consejero delegado de British Airways a espaldas del consejo de administración de la aerolínea española, de la que Caja Madrid ya tenía una participación, para asegurarse un puesto en Iberia. El exfinanciero contó con el apoyo de Alberto Gallardón, entonces alcalde de Madrid enfrentado en la época con Aguirre, y de Gerardo Díaz Ferrán, en sus luchas intestinales con la expresidenta, y en consecuencia, acabó beneficiando al entonces presidente de la CEOE con un crédito de 24 millones, a sabiendas de que no pagaba los préstamos que había recibido con anterioridad. Fue la compra del City National Bank de Florida la causa que le llevó a pisar quince días la cárcel. Caja Madrid adquirió el 83 por ciento de la entidad en 2008 y posteriormente acudió a la ampliación de capital del banco por la que se hizo con el control total de la entidad. El coste total de la operación ascendió a 1.234 millones de dólares, unos 833 millones de euros. El sindicato Manos Limpias denunció que la operativa fue irregular, porque Caja Madrid pagó el triple por el banco que su valor de mercado. El magistrado Elpidio Silva, que instruyó inicialmente el caso que le costó la expulsión de la carrera judicial, determinó en su auto que el plan de crecimiento proyectado por Caja Madrid para calcular el precio de compra sobre los ejercicios 2009-2014 estaba seriamente desorientado e ignoraba manifiestamente la atonía económica imperante. Pierde el trono de la caja El enfrentamiento político mantenido entre Aguirre y Gallardón se manterializó también por conseguir el control de Caja Madrid. Mientras la entonces presidenta madrileña apoyaba a Ignacio González como candidato, el exalcalde de la capital se volcó con Blesa. Éste último intentó incluso cambiar las leyes de la caja para garantizarse la continuidad. Sin embargo, el 28 de enero de 2010, el nuevo consejo de la entidad aprobó por unanimidad que Rato fuera presidente. Durante los últimos años, mientras mantenía la presión por la opa de Endesa, el ejecutivo se premiaba con lujosos viajes a la Costa Azul, Nueva York, Hungría, Camboya, La Habana, Turquía, Costa Rica o Kenia y con carísimas monterías. El 13 de mayo de 2013, el juez Elpidio Silva decretó su ingreso en prisión por su gestión en la compra del City National Bank de Florida. Apenas 24 horas después abandonó la madrileña cárcel de Soto del Real tras depositar una fianza de 2,5 millones de euros. Tan solo un mes después, el juez volvió a enviarlo a prisión, en esta ocasión sin fianza, por los mismos hechos. Era el primer banquero en España en ir a la cárcel desde el inicio de la crisis española. Sin embargo, 15 días después, la Audiencia Provincial suspensión parte de la causa y liberó al banquero. Finalmente, el juez fue suspendido en sus funciones y expulsado de la carrera judicial, condenado por dos delitos de prevaricación. El que fue presidente de la caja también estaba siendo investigado por el caso de las preferentes, una pieza separada del caso Bankia. En 2009, la caja emitió 3.000 millones en preferentes que colocó, en su mayoría a los clientes de la entidad, convencidos por los empleados y directivos de sus sucursales de confianza. Sin embargo las preferentes eran un producto financiero no solo complejo de comprender sino también, volátil, que provocó las pérdidas de muchos ahorradores que confiaron en este producto, sin tener la información necesaria.