Pese a la batalla abierta contra el azúcar, cuyos precios se están desplomando en los mercados internacionales, los dos grandes productores españoles: Azucarera, propiedad del grupo británico British Food, y la cooperativa Acor. En diciembre de 2006, ante la disminución del precio oficial marcado por la Unión Europea y para dar la estabilidad necesaria al sector, estratégico desde el punto de vista económico y social en Castilla y León, la cooperativa garantizó un precio de 40 euros por tonelada, cantidad que actualmente asciende a 42 euros y que se mantendrá hasta el año 2020. A eso hay que sumar el retorno cooperativo que en la pasada campaña fue de 8,74 euros por tonelada de remolacha por encima del precio y de las ayudas oficiales. Para el presidente de Acor, Carlos Rico, la "demonización" del azúcar, cuyo consumo "equilibrado no solo se ha demostrado que no es pernicioso sino que es imprescindible en ciertas edades del desarrollo humano", puede generar problemas en el cultivo de remolacha, que ha sido clave en el mantenimiento de la actividad agrícola en muchas zonas de las comunidades. El directivo considera "un grave error" utilizar un alimento como el azúcar para implantar una tasa ya que abre una "espita" en un sector "que en España es muy delicado" y puede provocar un "efecto dominó". Azucarera, por su parte, firmó también un acuerdo marco, con vigencia entre 2015 y 2020, que garantiza unos precios a los agricultores. La compañía explica en su web que son 25,45 euros por tonelada. Pero a esa cifra hay que ir sumando, no obstante, una serie de complementos. Son, por ejemplo, 2,36 euros por compensación de pulpa por tonelada o 3,89 euros por estabilidad, además de otros en función de la distancia a la fábrica más cercana. Azucarera ha logrado, en plena batalla contra el producto, una considerable mejora de sus resultados en el último año. Las ventas han subido un 15 por ciento, hasta 394,1 millones y las pérdidas se han reducido un 99 por ciento, desde unos números rojos de 30,49 millones a 171.000 euros.