El presidente del Gobierno ha cambiado estos días de bisagra política, eligiendo para sus pactos a Ciudadanos, en lugar de ERC –socio de investidura–, y desplazando más hacia la derecha al PP. En esta ocasión, la circunstancia ha venido envuelta en una nueva prórroga del estado de alarma, con la que Pedro Sánchez tenía muchos problemas para encontrar apoyos. Por necesidad de acuerdos, o por estrategia, el efecto del acercamiento a la líder de la formación naranja ha dado más protagonismo al grupo liberal, al tiempo que ha subestimado al PP, pues lo mismo que le pidió Casado a Sánchez, y fue rechazado por éste último, fue lo que Arrimadas le solicitó después a cambio de su voto, un trueque por el que finalmente apostó Sánchez, con los sonoros enfados de ERC. Pero el efecto bisagra ha tenido mayor alcance esta semana con la negociación de los Presupuestos, aunque en Ciudadanos remarcan que su interés ni es nuevo ni atiende a un pacto formal. Además, recuerdan que fue un apoyo puntual por el compromiso de tres puntos (desvincular Ertes, diálogo y consenso con la oposición y preparación de un plan B para integrarse ya a la normalidad). De no ser así, se replantearán otra prórroga.