El hundimiento del precio del crudo ha impactado en las cuentas de Repsol del primer trimestre del ejercicio, en el que perdió 487 millones de euros, frente a los 608 millones que ganó en el mismo período de 2019, por una reducción del valor contable de sus reservas de 790 millones. En términos ordinarios, considerando la marcha de los negocios, los números se tornan negros: el beneficio neto bajó un 27,7%, quedándose en 447 millones, superando las expectativas del mercado y propiciando un subidón del 13,2% de la cotización en bolsa. La petrolera ratifica que mantiene la política de dividendos –incluyendo el desembolso de un euro por título con cargo a 2020– y se vuelca en reducir su nivel de deuda y en mantener la calificación crediticia.Con el precio de los hidrocarburos cotizando en niveles históricamente bajos –el Brent cerró el período a menos de 20 dólares por barril y el gas se desplomó hasta un 56%–, las cuentas de Repsol se han resentido, pero menos que el de otras firmas del sector: las pérdidas de Galp han sido de 257 millones; las de BP, de 4.031 millones; las de Shell, de 22 millones, frente a ganancias de 5.518 millones el ejercicio anterior... Además, Repsol es de las pocas que mantiene su política de dividendo, junto con Total, que ayer anunció una reducción del beneficio del 99%, hasta los 34 millones.Josu Jon Imaz, el consejero delegado, explicaba ayer a los analistas que "tal vez no somos la mejor alternativa del sector cuando el precio está a 100 dólares por barril, pero somos una de las mejores cuando vemos precios bajos, y tenemos ventajas por el peso de nuestros negocios de comercialización".Aún así, ha adoptado un Plan de Resiliencia para 2020, en el que prevé un Brent a 35 dólares hasta final de año, con reducciones de 350 millones en los gastos operativos, más de 1.000 millones en las inversiones –un 26% menos de lo previsto– y una optimización del capital circulante de casi 800 millones; además, renuncia a recomprar el 5% de su capital social para aumentar la rentabilidad del accionista. Margen para ajustarse másAyer, comentando el Plan, Imaz aseveró que la empresa tiene margen para ajustarse más el cinturón; aunque rechazó dar una previsión del resultado bruto operativo (ebitda) para el conjunto del año –"estamos en medio de la tormenta"–, aseguró que la empresa podrá mantener o incluso reducir el nivel de deuda con el que cerró 2019 –4.220 millones– "incluso en este duro escenario de 35 dólares por barril... Y permítanme decir que incluso en un precio del petróleo más bajo, en los 30 dólares".El dato implica rebajar un tanto el actual nivel de endeudamiento, de 4.478 millones a 31 de marzo, e Imaz puso como ejemplo de su capacidad para lograrlo el margen de refino, elemento clave para obtener rentabilidad con bajos precios de la materia prima, que ahora se sitúa en 4,7 dólares por barril, una de las mejores cifras del sector. La empresa también ha resaltado que cuenta con sobrada liquidez para cubrir todos los vencimientos hasta 2024: a cierre del primer trimestre ascendía a 8.088 millones. Además, recientemente ha acudido a los mercados sin problemas: a inicios de abril emitió bonos por 1.500 millones y aumentó sus líneas de crédito para este 2020 en 1.300 millones. Mantener la calificaciónOtra de las prioridades de la petrolera presidida por Antonio Brufrau es el mantenimiento de la calificación crediticia en el grado de inversión. El 2 de abril Moody's anunció una rebaja del rating desde Baa1 a Baa2, con perspectiva negativa, mientras que Standard & Poor's decidió en marzo mantenerlo en BBB con perspectiva estable, al igual que Fitch un mes después. Imaz destacó que las confirmaciones se han producido en lo más duro del período y recordó que "hace cinco años, el balance de Repsol era claramente peor y fuimos capaces de capear con las agencias de calificación en esta situación". Subrayó que el contacto con las agencias es "directo" e insistió en la buena preparación de la compañía.Esta buena preparación se ha notado en los resultados del primer trimestre: en términos ajustados, sin el efecto del inventario, el resultado neto ha sido de 447 millones, mientras que el consenso de las casas de análisis se situaba en los 330 millones. En los mismo términos, el ebitda se dejó un 19,3%, hasta 1.455 millones. Por negocios, todos registraron números positivos, incluso el de exploración y producción (upstream en inglés), el más afectado por la coyuntura. La petrolera ha dividido downstream –todo lo que no es upstream– en dos: comercial y renovables (que engloba Movilidad, GLP, Lubricantes, y Electricidad y gas) e industrial (Refino, Repsol Perú, Química, Trading y mayorista y Trading gas).