El Fondo Monetario Internacional presentó ayer su Monitor Fiscal en Washington como parte de las reuniones de primavera que se celebran virtualmente debido a la pandemia. En el caso de España, el FMI proyecta que el déficit público alcanzará en 2020 el 9,5% del PIB, es decir, retrotraerá las Cuentas Públicas a los fuertes desajustes de los tiempos de José Luis Rodríguez Zapatero en el Gobierno, amén de situarse en el mayor nivel desde el rescate bancario de 2012. Con Zapatero el déficit llegó al 11% y en su último año de mandato, cerró en el 9,6%. Para 2021, el déficit cederá hasta el 6,7%. Así, la deuda pública bruta ascenderá al 113,4% del PIB en 2020 y al 114,6% del PIB en 2021. El equipo liderado por Vitor Gaspar, director del Departamento de Asuntos Fiscales del Fondo, reitera el papel crucial de la política fiscal para paliar los efectos de la peor crisis desde la Gran Depresión. "En una pandemia, la política fiscal es clave para salvar vidas y proteger a las personas", explicó Gaspar, alentando a los Gobiernos a hacer "lo que sea necesario".El Monitor Fiscal pone de manifiesto cómo los Gobiernos pueden ofrecer líneas de emergencia para salvar vidas, proteger de la pérdida de empleos e ingresos, y a las empresas de las quiebras y permitir una recuperación. El director del Departamento Europeo, Paul Thomsen, dijo que los países europeos pueden y deben reaccionar "con fuerza" a la crisis desatada por la pandemia de coronavirus, respaldando los esfuerzos de los Gobiernos para aumentar el gasto. "Se dice que el déficit fiscal en Europa aumentará en aproximadamente un 6% del PIB en 2020. Es grande, pero totalmente apropiado en la crisis actual", recalcó. Gaspar clarificó que "a medida que la pandemia disminuya y la economía se recupere en 2021, se espera que los coeficientes de deuda pública se estabilicen en nuevos niveles más altos", advirtiendo que si el escenario más adverso incluido en las Perspectivas de Crecimiento Mundial (WEO, en inglés) se materializara, "estos niveles serán aún más altos y la dinámica de la deuda más desfavorable". El Fondo exige una contabilidad precisa; información frecuente, oportuna y completa; así como la adopción de procedimientos para permitir la evaluación posterior y la rendición de cuentas. "Hay que evaluar, monitorizar y divulgar los riesgos fiscales porque no todas las medidas tendrán efecto inmediato sobre déficit y la deuda", reconoció Gaspar.La directora gerente de la institución, Kristalina Georgieva, recordó que vivimos "la peor recesión desde la Gran Depresión" y que "los epidemiólogos advierten que la situación puede empeorar". Advirtió que muchos países aún necesitan ampliar las políticas para que coincidan con el tamaño del desafío sanitario y económico, lo que pueden hacer de manera efectiva solo con la asistencia de la comunidad internacional. Elogió Georgieva el acuerdo del G-20 que suspenderá los pagos bilaterales de deuda de países pobres. Los ministros y gobernadores de bancos centrales del G-20 señalaron que la suspensión del servicio de la deuda irá del 1 de mayo al 31 de diciembre, con opción a renovación en 2021. Georgieva añadió que el FMI busca "urgentemente" 18.000 millones de dólares para el Fondo de Reducción de la Pobreza y Crecimiento para los países pobres. Añadió que "hay que pensar en los retos a los que nos vamos a enfrentar tras la crisis: niveles de deuda elevados, desempleo, aumento de la desigualdad, y hay que poner en marcha medidas ya para protegernos", dijo. Por ello, pidio a los Gobiernos intensificar los esfuerzos para ayudar a los países más vulnerables con una mayor financiación y alivio del servicio de la deuda para garantizar que los escasos recursos se dediquen a la prevención y el tratamiento de enfermedades y mitigar el impacto económico.