La textil cerrará el año en el 15,4% sobre su 'ebit', 1,6 puntos por debajo de 2019Las crisis ponen a prueba los modelos productivos de las compañías al medir su capacidad de adaptación y de resistencia. El savoir faire de Inditex es conocido por su rapidez y proximidad que evita acumular inventarios, lo que reduce costes, y que descarta en cuestión de días colecciones que no están teniendo éxito en tienda. Y este modelo productivo es lo que está salvando de una caída mayor a los márgenes de la compañía, que aun con todo no escapan del impacto por el Covid-19. La previsión que maneja el consenso es la de una caída de 1,6 puntos porcentuales de su margen ebit para 2020, hasta el 15,4%, frente al 17% que logró el año pasado. Esto implica volver a niveles no vistos siquiera en la crisis de 2008. Hasta que se desató la pandemia en China –en enero de este año–, la estimación para el gigante español era que en diciembre rozaría el 18%, volviendo a cotas de 2014/2015. Pero el recorte es muy inferior si se compara con las otras dos grandes cadenas textiles a nivel mundial, H&M y Fast Retailing –cuya marca más reconocida es Uniqlo–. La firma nipona obtendrá, si se cumplen las previsiones, un margen ebit del 8,7% en 2020, 2,8 puntos por debajo del logrado en 2019. Los analistas son todavía más pesimistas con la cadena de ropa sueca para la que estiman un margen ebit del 3,9% –no hay precedente en todo el siglo XXI de niveles tan bajos–, tras un recorte en las previsiones de 3,6 puntos. El confinamiento que ha provocado el cierre de tiendas ha puesto a prueba dos aspectos básicos para las firmas del textil: su capacidad de vender a través de Internet (y que esto sea lo más rentable posible, lo que implica no presionar los márgenes a la baja) y su cadena de suministro. Dos modelos de negocioTadashi Yanai, quien aspira –y así lo ha dicho abiertamente– a convertirse en el nuevo Amancio Ortega a nivel global, está viendo cómo su modelo productivo –en pleno proceso de transformación para ser más eficiente y robotizado– está castigando su margen de beneficios por encima de su rival, Inditex. La primera diferencia con el gigante gallego de la moda es que Fast Retailing no tiene fábricas propias, sino alquiladas a un tercero. Nueve de cada diez están en China, –segundo mercado tras Japón– y el 10% restante entre Vietnam, Bangladesh, Indonesia e India. Inditex cuenta con casi 7.800 fábricas, de las que 3.720 están en Europa y otras 3.481 en Asia y el resto del mundo, donde se incluye Marruecos. Aunque Uniqlo trata de implementar el modelo JIT (Just in time), le llevará tiempo considerando la distribución geógrafica de sus fábricas y su logística y por el tipo de colecciones que realiza. Su socio comercial es el grupo químico Toray que proporciona una alta calidad a sus prendas (básicas y sin gran diseño de vanguardia), pero el problema es que los pedidos que realiza se firman por meses, lo que dificulta la capacidad de reacción. Distintos medios nipones calculan que desde que se pide una prenda hasta que llega a la tienda se tarda entre uno y dos meses. Inditex tiene 44 proveedores a nivel global, 10 centros logísticos (todos en España) y garantiza que una prenda está en tienda en 48 horas desde que se solicita. Esta capacidad de adaptación es lo que reduce costes y evita acumular stock hasta que se reanude la cadena. El exceso de inventarios "puede forzar la tendencia que tienen los vendedores locales [de Uniqlo] de ofrecer descuentos con tal de liberar stock", dice Bloomberg Intelligence. Que si se suma a "las rebajas que se están ofreciendo online [para paliar la caída de las ventas físicas] presionará a la baja los márgenes", concluyen.