Javier González de Lara nos atiende por teléfono, tras un fin de semana convulso por las medidas aprobadas, que han causado un gran descontento en el empresariado. El presidente de la patronal andaluza no es ajeno a ese enfado. ¿Cómo valora la gestión que está haciendo el Gobierno en materia económica y laboral?Hasta el día 18 de marzo, la hemos valorado como razonablemente positiva. Aunque no sabemos el motivo, pero lo intuimos, este fin de semana ha sido todo de una incoherencia e improvisación absoluta. Ha habido un cambio en la actitud del Gobierno, seguro que no por falta de voluntad, sino por las presiones internas que se están viviendo en el Consejo de Ministros. Pero hay que dejar claro, que los empresarios hemos querido colaborar desde el primer minuto; otra cosa es que nos lo están poniendo complicado. ¿Cómo valora las vacaciones remuneradas recuperables?Hay que aceptarlas, pero no compartirlas. Creemos que habrá muchas empresas, especialmente pymes y autónomos, que van a tener muy difícil mantener su actividad y están abocadas al cierre. No se puede mantener una empresa con los mismos gastos y sin ingresos y, además, pagando los salarios de los trabajadores, a través de esos permisos retribuidos recuperables. Las razones sanitarias son prioritarias y los empresarios las apoyamos, pues ante todo es la vida; pero no podemos entender que no se acompasen con medidas económicas que permitan el funcionamiento de las empresas y, sobre todo, que no se adopten medidas eficaces para salvaguardar su continuidad. La clave es equilibrar la prioridad sanitaria con no gripar la economía. Si son cada vez más los costes y las obligaciones para las empresas, va a ser difícil.¿Considera que la retribución salarial de estas vacaciones debe ser asumida por el Gobierno?¡Ojalá¡, pero lo veo improbable. Lo que ha habido es una actitud, por parte del Ministerio de Trabajo, con medidas incoherentes y precipitadas, donde se ha visualizado que, quizá, ante una avalancha de más Ertes, era mejor ampliar el plazo de las vacaciones hasta el 9 de abril, para que las empresas hiciesen frente al pago de los salarios. A partir de ahora, en posibles sectores, por ejemplo construcción, que iban a acogerse a Ertes, en vez de que el Estado sufrague los costes de esos Ertes, son las empresas las que tengan que pagar a sus empleados. Es que la diferencia es muy grande.¿Usted cree que es una medida de ahorro de costes para el Estado?Lo ignoro. Yo también me hago esa pregunta, como miles de empresarios. Insisto en que no se nos malinterprete, porque se nos está acusando de insolidarios por los despidos o los expedientes temporales. Es muy injusto; lo que estamos es defendiendo a las empresas, que no se hundan, porque, si no, se va a producir una crisis económica y social. Pero desconozco si esa ha sido la intención del Gobierno con esta medida. Lo que sí sabemos es que la factura la vamos a pagar nosotros y con eso le respondo. Podría tener sentido si se paraliza la actividad, asimilándose en parte a Italia, pero siemrpe con medidas de apoyo a la liquidez de las empresas.¿Pero están las líneas ICO?Todavía no se han puesto en marcha –esperemos que sea pronto–, pero van a tener su tiempo de tramitación, aunque, apunto, que las entidades financieras se están desviviendo por ayudar. ¿Van a ser inmediatas? No. Y la liquidez es fundamental: si no se aplazan los impuestos, si no se aplazan las cotizaciones... Se debería haber acompañado, pues, de moratorias de pagos fiscales. Y un discurso de unidad, no populista de buenos y malos, de solidarios e insolidarios. Estamos apoyando a la sociedad. Hay empresas pequeñas, medianas, grandes que están haciendo equipos de protección respiradores… Estamos muy comprometidos. ¿Son partidarios de una moratoria de impuestos sin distinciones?Claro, absolutamente para todas las empresas y para los autónomos con mayor sensibilidad. Y que se les exima de su cotización. Tenemos que conseguir que la liquidez no llegue solo de que créditos, que vienen muy bien, sino de que no se drene. Y además, si te has acogido a un Erte, tienes la obligación de mantener el empleo seis meses. Mantener la liquidez será la clave, por eso conviene diferir tributos.En la prohibición de los despidos, ¿qué les molestó más, el fondo de la medida o la forma empleada?Las últimas medidas laborales son muy equivocadas. El fondo es errático; en primer lugar, porque criminaliza al empresario y lo señalan con la redacción del decreto, que tiene una parte punitiva que es casi insultante. Hacen ver como si el empresario quisiera engañar. Pero, ¿quién quiere engañar en una situación de alarma nacional? Queremos trabajar. Sobre el fondo, la medida es de discutible legalidad, contra la libertad de empresas; incluso, no es viable constitucionalmente. Ya veremos si se convalida en el Congreso. Son medidas poco afortunadas. Pero es que la forma tampoco acompañó, no hubo consulta, mucho menos negociación. Es un capital que se pierde, el capital de la consulta, de hablar con los agentes sociales. Por tanto, no estamos contentos ni en el fondo, ni en la forma. Pero, si me permite, mi mensaje final es de unidad; los empresarios estamos muy comprometidos con la sociedad. Por favor, pedimos que no haya improvisaciones, pedimos coherencia y solicitamos que se entienda que las empresas, al final, somos las que tenemos que reconstruir esta situación en el ámbito económico y social.