El PP apoyará el decreto si hay modificaciones y se estudia "fábrica a fábrica"El presidente del Partido Popular, Pablo Casado, anunció este lunes que tiene intención de dejar de apoyar al Gobierno en los últimos dos decretos económicos si no introduce cambios en un periodo máximo de 15 días. Su disposición podría acabar afectando a la prohibición del despido, y a la última medida introducida en el Consejo de Ministros extraordinario del domingo, según la cual, el Gobierno considera que en estos momentos se dan, por desgracia, todos los elementos sanitarios como para paralizar la actividad industrial de España que no sea esencial o estratégica en esta crisis del coronavirus. La respuesta de Casado, hastiado de la "desinformación", la "deslealtad" de Moncloa, y "de la falta de transparencia con las comunidades autónomas" -que según relata el jefe de la oposición, se enteraron de los decretos por los medios de comunicación, el sábado por la tarde, al igual que las patronales CEOE y Cepyme-, ha tenido lugar apenas unas horas antes del desbordamiento o el último caos de Moncloa, provocado precisamente por la falta de química de los componentes del Consejo de Ministros, y por la improvisación de las actuaciones de Sánchez, hilvanadas además, horas más tarde de concluir la reunión del órgano colegiado.Según ha podido saber elEconomista, aunque el presidente pidió las opiniones de sus ministros sobre el cierre total, no informó en el Consejo de ese viernes de la inmediata intención de paralizar la actividad productiva. Lo dejó para el sábado.Reconocen fuentes de Moncloa, que la opción del cierre total no era una novedad. Se encontraba en la mesa del Palacio gubernamental desde hacía al menos diez días. De hecho, uno de los ministros que conforman el núcleo duro que gestiona la crisis admitió el jueves que, de adoptarse otra nueva medida, la del cierre sería inminente. El viernes, tras el penúltimo Consejo de Ministros, la portavoz, María Jesús Montero, no escondió que si la situación sanitaria empeoraba, el parón total de la actividad productiva era sin duda un escenario.Sin embargo, por mucho que se manejara la cuestión, el conocimiento del cierre y de la prohibición del despido no ha podido evitar las discrepancias y el caos que de nuevo ha invadido el complejo de La Moncloa.El freno total a la actividad productiva ha reconfirmado el principio del fin del Gobierno de coalición de Pedro Sánchez. Son posturas irreconciliables. Por un lado, los correligionarios de Pablo Iglesias, defensores del cierre total, frente al sector más técnico, pragmático y economicista, que sostiene que echar el candado a la actividad empresarial es contraproducente para el desarrollo del país. Y es ahí donde se encuentra Nadia Calviño.En este ambiente desbordado, el caos se disparó aún más si cabe, cuando el presidente ejecutivo se presentó ante los medios sin el detalle de las actividades afectadas. Y es que no existía ese catálogo. Solo una intención creciente que se fue perfilando a lo largo del domingo. Otro domingo de tiras y aflojas, con el anuncio primero de una serie de empresas y el triunfo a priori de los podemitas, y con la sorpresa para la traca final de la introducción de una moratoria para ayudar a un cierre paulatino. No fue hasta cerca de las doce de la noche cuando el decreto se publicaba en el BOE. Así y todo, con una pequeña victoria moral de Calviño -de quien se dice ha amagado varias veces con su dimisión por serias discrepancias con Podemos-, Sánchez abordará este martes la ayuda al alquiler de la vivienda.