La declaración se aplicará durante 15 días, que pueden ser prorrogables a un mesTras el espectacular repunte del contagio del coronavirus en España desde el lunes 9 de marzo, justo el día después de la manifestación del día de la Mujer, y del acto de Vox en Vistalegre, el presidente del Go-bierno decidió este viernes en Consejo de Ministros extraordinario declarar el estado de alarma en todo el país durante 15 días, prorrogable a un mes con el consentimiento indispensable del apoyo del Congreso de los Diputados. La medida limitará los movimientos y la permanencia de las personas y automóviles, puede llegar a requisar instalaciones sanitarias privadas, obligar a los médicos o enfermeras del sector privado a aportar su trabajo, ocupar industrias, fábricas, explotaciones locales, puede también limitar el uso de servicios de consumo de artículos de primera necesidad o dar órdenes para asegurar el abastecimiento, para todo lo cual tendrá la colaboración de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado.El cumplimiento del decreto contempla sanciones para quienes no respeten limitaciones como no salir de casa o coger un coche para viajar fuera de la ciudad en la que se reside cuando la declaración entre en vigor.El estado de alarma -que por primera vez se aplicó con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero para aplacar las consecuencias de la huelga de controladores aéreos- está recogida en el artículo 116 de la Constitución Española de 1977.Según la Carta Magna, Pedro Sánchez tendrá qué definir el ámbito territorial a que se extiende los efectos de declaración, y no podrá proceder a la disolución del Congreso ahora que el Parlamento se encuentra diezmado por diputados contagiados por coronavirus.Aunque es difícil que apruebe unos Presupuestos, por falta de tiempo para la tramitación, en este tiempo, el presidente del Gobierno dispondrá de un crédito extraordinario sin límite. Quizás por esto, Sánchez dijo el jueves que es el mo- mento de unos Presupuestos extrapresupuestarios. La actuación del Gobierno llega cuando algunas regiones han anticipado el cierre de comercios, bares, restaurantes, como Madrid, algunas zonas de Cataluña, La Rioja y el País Vasco, y con todos los centros educativos, desde infantil hasta universitarios, cerrados.Sin control fiscalizadorOtro efecto del coronavirus toca de lleno al ámbito político . Ahí está la paralización de reformas, leyes y el freno a los Presupuestos Generales del Estado, con un Parlamento casi cerrado, el poder legislativo sin poder ejercer su función, y un Gobierno que se vale de decretos ley sin el control fiscalizador de la oposición.La evidencia de esta parálisis se vio esta semana con el cese del pleno y sesión de control parlamentaria, o en la suspensión de la comparecencia del ministro de Sanidad, Salvador Illa, compañero de bancada de Irene Montero, contagiada por el coronavirus, como Carolina Da-rias, Javier Ortega Smith, Macarena Olona y Santiago Abascal. La paradoja democrática está en que, en plena crisis sanitaria, y ante una incipiente recesión económica -con el cuadro macro obsoleto por parte del Gobierno-, se desvanece el control de la oposición, mientras el Gobierno tira de decretos.Un techo de gasto que no valeEl coronavirus, además de frenar la derogación de reformas como la laboral de 2012, la del Código Penal, la nueva ley de Educación o, la Ley de Libertad Sexual, también detendrá, prácticamente en bloque el programa progresista pactado con Unidas Podemos. La lógica política hace pensar que buena parte de las acciones irán encaminadas a resolver la crisis sanitaria, y la manera de taponar la recesión económica que se echa encima del país, sabiendo de antemano que Bruselas no va vigilar este año la senda de déficit.Aunque el presidente goza de poderes omnímodos con la declaración de este estado, lo cierto es que por el tiempo que establece la Constitución, no dispondrá de días para plantear los Presupuestos que venía pergeñando con Unidas Podemos y el apoyo de ERC.Y es que el coronavirus ha trastocado estos planes, empezando por la senda de déficit y un techo de gasto que no se adapta a la situación real del país. Luego, si el Gobierno quiere Presupuestos, bien de 2020 o 2021, antes tendrá que revisar los objetivos de déficit y el techo de gasto.