Evita bajar tipos, aunque inyectará liquidez a través de las TLTRO y 120.000 millones más en el 'QE'Hubo una época en la que, después de una de las mayores crisis económicas que Europa había sufrido en toda su historia, el Banco Central Europeo (BCE) fue el principal responsable de mantener firme la economía de la región, con la idea de apuntalar la recuperación y dar un respiro a los gobiernos para poder tomar medidas para el futuro. Esa época parece que ha terminado, y ayer fue Christine Lagarde, la presidenta de la institución, la que certificó su final. En un momento en el que la economía de toda la eurozona está temblando por el impacto que puede tener la pandemia de coronavirus, "la respuesta tiene que ser, en primer lugar, y sobre todo, fiscal", señaló la francesa en rueda de prensa, añadiendo que no cree que "nadie pueda pensar que el banco central deba ser la primera línea de respuesta", una actitud muy distinta de la que tuvo su predecesor, el italiano Mario Draghi, a quien muchos atribuyen el mérito de haber salvado a la zona euro en 2011 prácticamente por sí solo, haciendo uso de una sola frase, que hoy se considera una especie de conjunto de palabras mágicas que fueron capaces de recuperar la confianza de los inversores.Hay que tener en cuenta que Lagarde, que incluso le espetó a un periodista que "las comparaciones llegan a ser odiosas", ha heredado un banco central que ya no tiene la misma capacidad de embrujar a los inversores, tras años de estímulos que han dejado sus fuerzas y capacidades casi agotadas. La comparecencia de la francesa, en cambio, estuvo marcada por un constante llamamiento a los gobiernos y las instituciones de la Unión Europea a actuar de forma coordinada para tratar de frenar la crisis que ya tenemos encima y Lagarde dejó bien claro que su principal preocupación es ahora "la complacencia y la lentitud que puedan demostrar las autoridades fiscales de la zona euro" a la hora de tomar medidas. "Espero de veras que la reunión del Eurogrupo del lunes, y tras las recomendaciones que lanzará el viernes [hoy] la Comisión Europea, sea decisiva y resulte en una determinación para que haya una respuesta fiscal fuerte, como estamos pidiendo", señaló.Y no es que Lagarde y el consejo de gobierno del BCE se hayan quedado de brazos cruzados en esta ocasión, aunque los mercados hayan evidenciado su decepción con las reacciones que tuvieron, tras conocerse la postura de la francesa –ver página siguiente–. Al mismo tiempo que la presidenta dejaba bien clara su postura en cuanto a quién debe asumir principalmente la responsabilidad de actuar en este momento, también anunciaba un nuevo paquete de medidas con las que pretende arrimar el hombro en el es-fuerzo contra el coronavirus.Las medidasLos estímulos que el BCE ha decidido po-ner en marcha están especialmente diseñados para que los bancos mantengan vivas las líneas de crédito a la economía y, especialmente, a aquellas compañías que más puedan verse afectadas por la llegada del coronavirus, algo que Lagarde destacó en varias ocasiones durante su comparecencia. En primer lugar, el BCE arrancará un programa de operaciones de refinanciación antes de que de comienzo, el próximo mes de junio, el nuevo TLTRO III. La segunda medida destacada está relacionada, precisamente, con esta ronda de inyecciones de liquidez que comenzará en verano: el consejo de gobierno del organismo ha acordado suavizar las condiciones en las que ofrecen estas operaciones a los bancos, con el objetivo de que aumente el crédito que se destina a las empresas, especialmente las firmas que más riesgo corran, como es el caso de las pymes europeas. Con el nuevo diseño las TLTRO que arrancan en junio, y que durarán un año, se harán a un tipo de interés de "25 puntos básicos por debajo del tipo de refinanciación", que hasta ahora estaba establecido en el 0,25%, por lo que se cobrará , como mucho, un interés del 0% para estas inyecciones de liquidez. Es más, el BCE ha decidido que aquellos bancos que mantengan los niveles de provisión en los estándares que pedía el organismo hasta ahora se les adoptará un tipo menor, de hasta 25 puntos básicos por debajo de la facilidad depósito, es decir, que el organismo central incluso les llegará a pagar un 0,75% por recibir este dinero, si cumplen esa condición. También, Lagarde ha anunciado que los bancos van a aumentar la cantidad de liquidez que puedan recibir por parte del BCE, hasta el 50% de la cantidad de préstamos que se les permita ofrecer, según las normas actuales, y se han relajado las exigencias de capital y de provisiones, además de eliminar los test de estrés. Eso sí, el organismo central ha querido dejar muy claro en su comunicado que espera responsabilidad por parte de la banca y que confía en que no se utilice este dinero para "incrementar el dividendo o las retribuciones variables".Además de estas mejoras de las condiciones para la banca y aumento de las lineas de liquidez, el organismo ha decidido que aumentará en 120.000 millones de euros hasta final de año el programa de compras de deuda que está llevando a cabo, actualmente de 20.000 millones de euros mensuales, una nueva inyección que no tendrá que repartirse por igual en los próximos meses, si no que se podrá variar en función de las necesidades que vea el BCE, en función de cómo vaya evolucionando la situación durante los próximos meses. Lo que, sin embargo, puede haber llevado a los inversores a tener una reacción tan pesimista tras conocerse la postura de Lagarde, es que la francesa haya decidido dejar los tipos de interés de referencia sin cambios en esta ocasión. Así, se mantendrán sin cambios en el 0%, en el caso del tipo de referencia y en el -0,5% en la facilidad de depósito.De esta forma, con el precio del dinero por los suelos, en mínimos históricos en la zona euro, muchos se preguntan si es que el BCE ha asumido ya que no puede bajar más los tipos, ya que se ha alcanzado la tasa de reversión (el nivel en el que si se bajan más los tipos, esto ya no supone un estímulo para la economía, si no que empieza a hacer más daño que beneficio). No es la opinión de Lagarde, quien explicó en su comparecencia que no cree que este nivel se haya alcanzado, por lo que la presidenta considera que todavía se pueden bajar más, algo que lleva a pensar que quizá esté planeando dejar algunas balas en la recámara por si la situación empeora.En cuanto a las nuevas previsiones macroeconómicas, Lagarde quiso dejar bien claro que ahora han perdido cierto valor como guía para el futuro, teniendo en cuenta la enorme incertidumbre que hay en torno al impacto económico que pueda generar la enfermedad. Teniendo esto en cuenta, ta, el BCE ha recortado la previsión de PIB para este año y el que viene, hasta el 0,8% y 1,3% respectivamente, desde el 1,1% y 1,4% que estimaba en diciembre, y mantiene sin cambios la previsión para 2022 en el 1,4%. Las perspectivas de inflación también han sufrido un recorte, en este caso sólo para 2020, y han pasado a ser del 1,1%, desde el 1,2% que estimaban hasta ahora. Para 2021 y 2022 no cambian, en el 1,4% y 1,6%. Los gobiernos deben actuarMuchos expertos coinciden con la necesidad que ha señalado Lagarde de que los gobiernos se pongan ya manos a la obra con medidas fiscales. La gestora Janus Henderson destaca cómo "en ocasiones anteriores, los Gobiernos de la zona del euro han hecho caso omiso de los llamamientos del BCE a emprender reformas estructurales, pero tal vez se darán por aludidos en esta ocasión e implementarán los estímulos presupuestarios solicitados".Desde Lombard Odier explican cómo hacen hincapié en que "la función de reacción de las autoridades fiscales ha sido lenta y lo que se ha anunciado hasta ahora está lejos de ser exhaustivo", y destacan que "el apoyo debe ser sustancial para la mayoría de las economías y las economías afectadas necesitan claramente paquetes más importantes".En opinión de Legg Mason "la inyección de liquidez es descomunal y si puede complementarse con planes de préstamos bancarios con garantía, tal y como ha solicitado Lagarde, los bancos deberían estar dispuestos a conceder créditos La pelota del estímulo presupuestario queda en el tejado de los responsables políticos".Desde Allianz GI, por su parte, consideran que Lagarde ha hecho lo correcto con su decisión y explican que "aunque el mensaje haya sido difícil de asimilar por los mercados, está en línea con nuestro análisis de la situación, y las medidas anunciadas nos parecen muy creíbles, ya que están orientadas a apoyar a las empresas a través de varios mecanismos: proveer liquidez con los TLTRO y un aumento temporal de las compras de bonos pensado para el sector privado".