En enero era difícil de prever que el interés que un inversor exige al bono americano a 10 años bajaría del 0,5%, como llegó a pasar ayer. Y lo era porque nadie podía anticipar el cisne negro que representa ya el coronavirus y su rápida extensión por todo el mundo. Ayer, mientras las bolsas caían a plomo, no solo ya por el coronavirus sino por el drástico descenso del precio del petróleo, el dinero buscó cobijo, un día más, en los activos refugio por excelencia. Es decir, en la deuda pública de Estados Unidos (uno de los activos más líquidos del mundo) y en la de Alemania. De este modo, el ansia por comprar este tipo de papel redujo el interés exigido al americano con vencimiento a una década hasta el 0,32% durante la sesión, aunque al final se quedó en el 0,52% (nuevo mínimo histórico).A principios de año, el interés que se exigía a este mismo bono ascendía hasta el 1,91%, es decir, 130 puntos básicos más –esa bajada de rentabilidad que se ha producido desde entonces se debe a la subida de su precio, con las consecuentes ganancias latentes que eso implica para un inversor que comprase este título en enero y lo mantenga en cartera hoy en día–. "El mensaje que están enviando los mercados de bonos estadounidenses es que la cadena de suministro se ha roto por las medidas de contención en China; la recuperación es lenta y la epidemia no ha terminado, por lo tanto la producción global descenderá", explica Philippe Waechter, jefe de investigación económica de Ostrum AM (filial de Natixis IM). Y es que esa fuerte caída de la rentabilidad no fue exclusiva de la referencia a diez años, ya que la deuda soberana con término a 30 años también descendió, por primera vez en la historia, de la barrera del 1%, hasta cerrar en el 0,89%. Con un mercado de renta fija que descuenta ya más estímulos monetarios de los bancos centrales, el otro papel que se benefició ayer de la volatilidad fue el alemán. Su rentabilidad volvió a relajarse otros 15 puntos básicos, hasta el -0,86%. Después de que la Reserva Federal anunciase una bajada de los tipos de interés la semana pasada sin que hubiese convocada ninguna reunión de la institución, en un intento de hacer un guiño al mercado, las miradas están puestas ahora en el Banco Central Europeo (BCE) y la reunión que tendrá esta semana, "de la que no espero que haga cambios en los tipos de interés. De hecho, su labor principal no va a ser impulsar la actividad económica, sino limitar el riesgo de bancarrotas. El BCE podría hacer eso incrementando la compra de bonos corporativos y añadiendo nuevos elementos a las subastas de liquidez condicionadas (TLTRO), con el objetivo de añadir más liquidez si fuera necesario", añade Waechter (ver pagina 9). Fuera de la periferia, y del oroPese a todo, donde siguió sin haber compras fue en la deuda de la periferia europea (Italia, España, Portugal y Grecia). El extra de rentabilidad que ofrecen sus bonos frente al alemán ya no es razón de peso para incluirlos en cartera a ojos de los inversores. De los cuatro fue el bono griego el que más sufrió las ventas ayer, ya que su rentabilidad escaló más de 44 puntos básicos, hasta el 1,86%. Tras él se situó el italiano, que repuntó otros 35 puntos básicos, hasta cerrar en el 1,42%.Menos damnificados fueron el bono español y el portugués, ya que su precio cedió en menor medida en la jornada de ayer. En concreto, la rentabilidad del bono español aumentó alrededor de 5 puntos básicos, hasta el 0,26%; y la del portugués, en más de 7 puntos básicos, hasta el 0,38% .Ayer, pese al pánico que se vivió en el mercado, el dinero no buscó cobijo en el oro (otro de los activos refugio por excelencia). Sin embargo, en lo que va de año, el precio del metal dorado sí que repunta cerca de un 10%, hasta intercambiarse a más de 1.670 dólares por onza (máximos de 2013). "El oro ya no es efectivo como cobertura, los Treasuries funcionan mejor", estima Yves Bonzon, CIO de Julius Baer.