El Covid-19 se ha convertido en el nuevo Lehman Brothers y, finalmente, forzó la mano de la Reserva Federal estadounidense que, por primera vez desde octubre de 2008, optó el martes por un recorte de tasas de urgencia de 50 puntos básicos. Su decisión llegó horas después del aséptico comunicado emitido por los ministros de Economía y Finanzas y gobernadores de los bancos centrales del G-7. Siguiendo así la estela del Banco de la Reserva de Australia o el Banco Central Malasio, la política monetaria salió al rescate a este lado del Atlántico en una acción ya descontada durante la sesión bursátil del lunes, que no brindó demasiada confianza al mercado. "La Fed se mantiene en conversaciones activas con otros bancos centrales" aseguró el propio presidente de la Fed, Jerome Powell, durante una rueda de prensa improvisada, hora y media después de rebajar el precio del dinero hasta un rango del 1% y el 1,25%, niveles no vistos desde 2017. Según explicó el guardián que vela por el pleno empleo y la estabilidad de los precios, los fundamentos de la economía estadounidense siguen siendo sólidos, pero el brote del coronavirus hace mella ya en industrias como el turismo y el transporte, mermando a su vez la confianza. Powell fue consciente que recortar las tasas "no reducirá las infecciones" o reanudará las cadenas de producción interrumpidas por la epidemia pero dejó claro que "ofrecerán un impulso a la confianza". Algo que no caló inmediatamente entre los inversores porque se espera que el Comité de Mercados Abiertos de la Fed (FOMC, por sus siglas en inglés) "siga relajando aún más la política monetaria hasta finales del segundo trimestre", de acuerdo a Jay H. Bryson, economista de Wells Fargo Securities.ReaccionesDesde Capital Economics, Paul Ashworth, su economista jefe en Estados Unidos, espera un recorte de tasas adicional de 25 puntos básicos el próximo 18 de marzo hasta un nivel del 0,75% y el 1%. No obstantes, dado el comportamiento de la rentabilidad del bono a 10 años y la curva de rendimientos al recorte de emergencia de 50 puntos básicos de ayer, se mostró escéptico sobre que la Fed llegará a implementar los 100 puntos básicos en rebajas que descuenta el mercado para este año. El presidente del banco central señaló que la Fed está "monitoreando de cerca" y dispuesto a "actuar según corresponda" en las próximas "semanas y meses", describiendo la situación como "altamente fluida". Este lenguaje claramente indica la voluntad de recortar aún más y que dichas rebajas podrían producirse relativamente pronto. De hecho, la rentabilidad del bono americano a 10 años volvió a caer hasta el 1,04%, anticipando que la Fed seguirá reduciendo tasas en el futuro más cercano."Nos ha parecido interesante que Powell se negase a caracterizar cuánto tiempo podría durar la interrupción de la actividad económica. Esto indica que los funcionarios de la Fed, probablemente, prefieren mantener una posición más acomodaticia hasta que un rebote sea evidente en los datos macro, algo que probablemente no se producirá hasta dentro de varios meses", considera Andrew Hollenhorst, economista de Citi. Eso sí, este experto añade que la decisión de Powell "probablemente provocará la relajación de otros bancos centrales a nivel mundial".Precisamente, se espera que hoy miércoles el Banco de Canadá implemente una rebaja que emule a la Fed y deje los tipos en el país en el 1,25%. Acciones que se producen después de que en la conferencia telefónica mantenida el martes por los principales funcionarios del G-7 (Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) mostrasen su disposición "para tomar medidas, incluidas medidas fiscales, cuando sea apropiado". Un tono que no agradó a los inversores, ante la falta de acciones concretas. Inconformismo de TrumpTampoco se mostró satisfecho el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien antes de la decisión de emergencia de la Fed criticó a Powell por no tomar acciones similares al Banco de la Reserva de Australia, que rebajó en medio punto porcentual las tasas, llevándolas así hasta un mínimo histórico. Incluso después del anuncio del FOMC, el inquilino de la Casa Blanca incidió en que Powell y la Fed "deben relajar aún más y, lo más importante, alinearse con otros países y competidores", aclaró el mandatario en Twitter. "No estamos jugando en un campo nivelado. No es justo para Estados Unidos. Finalmente, es hora de que la Reserva Federal lidere. ¡Más recortes y comodidades!", añadió.Mientras Trump afilaba sus pulgares en la red social y Powell justificaba la relajación de emergencia implementada ayer, el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin, comparecía ante el Comité de Me-dios y Arbitrios del Congreso, donde además de defender el presupuesto fiscal para 2021 presentado por la administración Trump también hizo referencia a la situación desatada por el COVID-19. Mnuchin explicó que un grupo de trabajo dentro del Departamento del Tesoro analiza el panorama, sobre todo para las pequeñas y medianas empresas afectadas por el brote, y podría presentar recomendaciones específicas para ayudar a dichas entidades. Para algunos economistas, la respuesta al freno de la economía debería llegar del lado fiscal y no del monetario.Se mantienen los arancelesAún así, el secretario del Tesoro aclaró al ser cuestionado sobre este asunto que el gobierno no estaba considerando reducir los aranceles a los productos procedentes de China en respuesta al rápido contagio del coronavirus. Pero al mismo tiempo reconoció que consideraría todas las opciones a medida que evolucionara la situación."No estamos considerando eso en este momento, pero a medida que esto avance... Veremos todas las opciones que creemos que son importantes para ayudar,particularmente a las pequeñas y medianas empresas así como a las áreas de la economía que se vean afectadas por esto", manifestó.Como bien puso de manifiesto en una nota a sus clientes Andrew Mu-lliner, gestor del equipo de renta fija de Janus Henderson, la realidad actual refleja que al shock de suministro (debido a la interrupción en las cadenas producción con enlaces a China) se suma potencialmente un shock en la demanda, con la cancelación de eventos, viajes y consumo en general, en caso de que se requieran medidas más dramáticas para contener la propagación del virus. "En tal escenario, la reducción de las tasas ciertamente no perjudicará, pero ciertamente no será suficiente para evitar grandes perturbaciones económicas", recalcó el experto.