Frente a un virus que continúa extendiéndose, y del que tan poco se sabe, las palabras importan tanto como las acciones. O al menos así lo debe considerar el grupo de naciones ricas del G-7, quienes ayer prometieron actuar contra el coronavirus, pero se guardaron de momento la respuesta coordinada que algunos esperaban frente al denominado Covid-19.Tras mantener una conferencia telefónica, los ministros de Finanzas de las principales economías del planeta, el G-7, aseguraron que están "siguiendo de cerca" esta crisis sanitaria, que estalló en la ciudad china de Wuhan en diciembre del año pasado."Además de fortalecer los esfuerzos para expandir los servicios de Salud, los ministros de Finanzas del G-7 están listos para tomar medidas, incluidas fiscales cuando sea apropiado, para ayudar en la respuesta al virus y apoyar la economía durante esta fase", aseguró el grupo en un comunicado.En el texto agregaron que sus bancos centrales también "continuarán cumpliendo con sus mandatos" de estabilidad de precios mientras mantienen la estabilidad del sistema financiero.Sin embargo, este mensaje lanzado al unísono por algunas de las naciones más poderosas del planeta supo a poco a quienes ya descontaban en los mercados medidas por parte de estos países, o al menos de sus bancos centrales. Algunos analistas esperaban un recorte coordinado de los tipos de interés, dadas las pistas que habían dejado sus responsables durante los últimos días, incluido el Banco Central Europeo (BCE) o el Banco de Inglaterra. "Difícilmente sería una sorpresa, según los comentarios de algunos gobernadores de bancos centrales y ministros de finanzas, ver un recorte de tasas coordinado globalmente, potencialmente tan pronto como hoy [por ayer], que involucre a los bancos centrales europeos, es decir, tanto al BCE como el Banco de Inglaterra ", indicaron en una nota George Buckley y Chiara Zangarelli, analistas de Nomura.Acicate para bajar tiposPero, al final, tan solo la Reserva Federal movió ficha y anunció un recorte de medio punto de los tipos, tras haber sufrido en las últimas horas de nuevo la presión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump. El coronavirus ha servido para rearmar a quienes llevan tiempo pidiendo más madera, ya sea desde el frente monetario o desde el fiscal, para reavivar el enclenque crecimiento económico.De momento se impone la tesis de aquellos que prefieren esperar a ver más cómo se propaga el coronavirus, y por lo tanto su impacto en la economía, para calibrar la respuesta. "No hay necesidad inminente de actuar, pero estamos listos para intervenir cuando y donde sea necesario", escribió Peter Kazimir, jefe del banco central de Eslovaquia, en su cuenta de Twitter. "La coordinación del G-7, dirigida a proteger la economía global, es muy apreciada".Pero, con una situación que pega vuelcos y da sobresaltos cada jornada, los cambios de mayorías y los giros de volante pueden llegar en cualquier momento.Contra la posible recesiónLa teleconferencia que los ministros de Finanzas europeos mantendrán hoy miércoles será importante para medir hasta qué punto puede llegar el estímulo fiscal que llevan tiempo pidiendo algunos para combatir el riesgo de una recesión que ahora parece más real.Antes del impacto del Covid-19, la Comisión Europea y el Banco de Fráncfort ya habían solicitado a los Estados miembros con las cuentas públicas más saneadas, especialmente Alemania y los Países Bajos, que aumentaran la inversión para estimular el débil crecimiento económico en la región.El Fondo Monetario Internacional (FMI) también le dijo ayer a Austria que debe estar preparado para usar "medidas de estímulo si es necesario" para lidiar con el coronavirus.El comisionado de Economía, Paolo Gentiloni, se encargó de alimentar las expectativas este lunes, al señalar que "la UE está lista para usar todas las opciones de política disponibles si es necesario para salvaguardar nuestro crecimiento contra estos riesgos a la baja". Sin embargo, fuentes comunitarias, alejaron la expectativa de decisiones inmediatas, que seguramente no llegarían al menos hasta el encuentro formal de los ministros de Finanzas de la UE en dos semanas.