Las regiones transalpinas afectadas representan el 40% de la riqueza nacional Los más débiles son los más vulnerables frente al virus que se está expandiendo, explican las autoridades sanitarias italianas. La economía transalpina no es la excepción: debilitada por varios factores (entre otros, la inestabilidad política) ahora el coronavirus podría darle el golpe de gracia. Hace diez días, las previsiones de la Comisión Europea colocaban a Roma como farolillo rojo del Continente, con un progreso del PIB previsto para 2020 de apenas el 0,3 por ciento. La Oficina presupuestaria del Parlamento italiano era aún más pesimista, con un crecimiento previsto del 0,2 por ciento. Ahora, la factura de las medidas tomadas para evitar la difusión del virus en las regiones del Norte del país, las más ricas y productivas de Italia, promete ser pesada. Según ha explicado el gobernador del Banco Central de Italia, Ignazio Visco, el impacto económico del coronavirus podría ser "superior al 0,2 por ciento", lo que implica una recesión asegurada. De hecho, durante toda esta semana todas las regiones del norte de Italia, las más ricas del país transalpino (Lombardia, Veneto, Piemonte Emilia Ro-magna, Friuli Venezia Giulia, Trentino y Liguria) cerrarán colegios, universidades y, en algunos casos, oficinas públicas. En Lombardia, donde se encuentran los principales focos del contagio, la orden es aún más estricta y se prevé la suspensión de cualquier acontecimiento o reunión "en sitio público o privado". Las empresas no han cerrado y muchas (entre otras, gigantes como la eléctrica Enel o la petrolera Eni) han acogido la petición de favorecer el teletrabajo, lo que ha provocado que el ritmo laboral se encuentre muy por debajo de lo normal. La telefónica TIM, por ejemplo, ha suspendido cualquier tarea de mantenimiento que no sea de máxima urgencia en las regiones afectadas.Rebajar el impactoLombardia, Veneto y Emilia Romagna juntas producen el 40 por ciento del PIB transalpino, unos 700.000 millones de euros anuales. Bloquear totalmente la maquina productiva de estas tres regiones - que representan el 50 por ciento de las exportaciones totales del país - durante un solo día supone una pérdida de cerca de 1.900 millones. La posibilidad de una o hasta dos semanas de cierre en el Norte del país es una autentica pesadilla económica. Lo demuestra la preocupación de los inversores: ayer, la Bolsa de Milán anuló casi todas las ganancias de lo que va de año, con una caída del selectivo Ftse MIB superior al 5 por ciento, mientras el diferencial de la prima de riesgo volvió a superar los 140 puntos básicos.Mientras tanto, el Gobierno presidido por Giuseppe Conte, además de impulsar medidas de seguridad, que no tienen antecedentes en la historia democrática del país, busca la manera para no perjudicar mucho la economía nacional. La semana pasada, el ministro de Desarrollo, Stefano Patuanelli, se presentó delante de la Assolombarda, la patronal de Milán, prometiendo 1.000 millones de ayudas a las empresas para las exportaciones y otros estímulos fiscales. Ahora que el coronavirus ha paralizado el corazón productivo de Italia, el Gobierno estudia medidas adicionales. A través de un decreto, el Ejecutivo transalpino prevé suspender el pago de impuestos, de hipotecas y hasta de las facturas de electricidad en los ayuntamientos de la zona roja, es decir los focos del contagio donde el cierre de las actividades es total."Es pronto para evaluar los daños del coronavirus a la economía italiana, pero es importante ser conscientes que tendrá impacto sobre un cuadro económico ya muy difícil", explicó a la prensa Licia Mattioli, vicepresidente de la patronal Confindustria, añadiendo, al término de una semana de la moda con desfiles celebrados a puerta cerrada: "Hay efectos negativos, sobre todo para el sector del lujo: los consumidores chinos representan alrededor del 33 por ciento de las compras realizadas por turistas en Italia", añadió.