El caso Ábalos ha hecho saltar por los aires el discurso oficial que hasta ahora mantenía el Partido Socialista sobre Venezuela. El esperpento ha sido tal que la estancia de Delcy Rodríguez durante unas horas en el aeropuerto español de Barajas ha precipitado que el Gobierno de Pedro Sánchez haya tomado prestado el estilo y el lenguaje de Unidas Podemos, hasta el punto de que la ministra de Exteriores ha calificado a Juan Guaidó "presidente encargado de Venezuela y jefe de la oposición". Dos figuras radicalmente contrapuestas, que solo se dan en sistemas comunistas. Según fuentes diplomáticas, de la oposición venezolana y la administración francesa, el Gobierno socialcomunista y el ministerio que dirige Arancha González Laya habría presionado a Emmanuel Macron para no recibir a Guaidó en su gira por Europa, entre otros acontecimientos, para acudir al Foro económico de Davos.Las informaciones apuntan a que las presiones tuvieron lugar pocas horas después de la conversación de Ábalos con la dirigente venezolana en el suelo de Barajas. En esta crisis, que ya no solo salpica al ministro de Transportes –también se ven afectados Exteriores e Interior, además de la Presidencia del Gobierno–, Pablo Iglesias se ha ido por los Cerros de Úbeda. Cuentan fuentes parlamentarias al eE que él ha tenido conocimiento del caso a través de Sánchez, quien le aclaró que fue Ábalos quien intervino a petición propia.