Repsol apunta a dar un dividendo "estable" hasta 2025, según la expresión usada por su consejero delegado, Josu Jon Imaz, durante la presentación de resultados de 2019, ejercicio en el que perdió 3.816 millones de euros, tras acometer una devaluación de sus reservas de hidrocarburos por 4.849 millones, al objeto de alcanzar la neutralidad en emisiones de carbono en 2050. Sin considerar los atípicos, la petrolera ganó 2.042 millones, un 13,1% menos, por unos precios más bajos de petróleo y gas, y por un margen industrial peor de lo previsto.Según lo anunciado, Repsol incrementará el dividendo un 5% en 2020, hasta el euro por título, siguiendo una senda con la que Imaz se siente "muy cómodo", y que bien podría mantenerse, a juzgar por lo dicho a los analistas: "Apuntaremos a dividendos estables con espacio para recompras adicionales de acciones", en alusión a que propondrá a la Junta una reducción de capital social del 5%, para aportar unos 1.000 millones más a los accionistas. Añadió que "no dudará" en plantear la repetición del premio en años venideros si no encuentra buenas inversiones para un flujo de caja creciente, que en 2019 subió un 7,5%, hasta 5.837 millones, y que en 2020 debería aumentar un 15%, hasta el entorno de los 6.700 millones.La petrolera presidida por Antonio Brufau desvelará totalmente su política de dividendo en la presentación de su Plan Estratégico 2021-2025, el próximo 5 de mayo, en el que también dará más información sobre sus planes para ser una empresa neutra en emisiones de carbono en 2050. Imaz subrayó que "para Repsol la descarbonización no es una amenaza, sino una oportunidad", pero de momento la apuesta le ha obligado a acometer la citada devaluación de las reservas de hidrocaburos, algo que no han hecho otras petroleras con el mismo objetivo, como BP o Equinor.De hecho, los resultados de 2019 están totalmente impactados por esa devaluación y, en menor medida, por la provisión de 837 millones que se ha anotado tras un laudo provisional contrario a sus intereses en el arbitraje Addax, que le enfrenta a la china Sinopec y que no será definitivo hasta 2022.Recuperar el margen de refinoEl resultado bruto operativo (ebitda) en términos ordinarios se redujo un 5,5% en 2019, hasta los 7.201 millones, por la bajada de la cotización de los hidrocarburos, entre un 10% y un 16%, y porque el margen de refino se quedó en 5 dólares por barril, frente a un objetivo de 6 dólares. Imaz, no obstante, anunció que en 2020 este margen –habitualmente un punto fuerte de Repsol– se recuperará hasta alcanzar los 7,3 dólares por barril, en parte por la demanda de combustibles menos contaminantes para el transporte marítimo, ámbito donde la empresa registra un déficit en el mercado y donde tiene ventaja competitiva.Así, con vistas al presente ejercicio, la empresa presidida por Antonio Brufau espera obtener un ebtida en términos comparables de unos 7.800 millones, un 8% más elevado que en 2019. Imaz eludió dar una estimación del beneficio para este año, que el consenso del mercado sitúa en 2.600 millones, pero sí adelantó que la producción bajará hasta los 700.000 barriles diarios –"prefiero calidad a cantidad", insistió– y que la inversión se mantendrá en el entorno de los 3.800 millones, aunque bajará un 26% en exploración y producción.Menos riesgo en VenezuelaEn otro orden de cosas, la compañía ha seguido reduciendo su exposición en Venezuela, donde era de 1.480 millones en 2017 y ya solo le quedan 239 millones –PDVSA le debe 347 millones–, y en otros países, como Vietnam.