La entrada en vigor de Mifid II, la directiva europea que regula los productos e instrumentos financieros, ha obligado a los profesionales del sector a pasar de nuevo por las aulas, para certificar que pueden ofrecer asesoramiento o realizar labores de comercialización. Han sido muchos los centros universitarios y de formación superior que han lanzado programas específicos para que se puedan acreditar esos conocimientos o simplemente formarse, pero suelen ser tediosos a la hora de plantear los contenidos, teniendo en cuenta que las personas que se apuntan no disponen de mucho tiempo, porque ya están trabajando. De ahí que Fernando Rojano viera una oportunidad, junto a un grupo de emprendedores, para crear WK Financial Education, firma que ha desarrollado un programa digital para ser asesor financiero, siguiendo los requerimientos del supervisor, pero que aplica los principios de la gamificación para que sea más atractivo. ¿Qué hace diferente su plataforma de otras que ya existen en el mercado?El enfoque 100% digital y disruptivo de toda nuestra propuesta, tanto en la parte de la acreditación como Technical Financial Advisor (TFA, por sus siglas en inglés), como en la de formación continua, donde acabamos de lanzar nuestro hub digital de contenidos financieros en abierto, evaluables como formación continua Mifid II, bajo un modelo de facturación dinámico, y que creemos que marcará un antes y un después. Un modelo abierto e inclusivo, que claramente pone en el centro al profesional y su conocimiento, con independencia de la titulación con la que el profesional ya esté acreditado.¿Puede tomarse el conocimiento financiero como un juego, como en su plataforma?Por supuesto que no. Incorporamos el componente del juego para mejorar el proceso de aprendizaje, en línea con las mejores y más innovadoras prácticas a nivel global. De cara a la obtención de la acreditación TFA, la gamificación contribuye a incrementar la retención, la interacción y el refuerzo, elevando el grado de fijación del conocimiento de los usuarios. Está ampliamente demostrado y nosotros lo hemos aplicado al campo de la formación financiera.¿Qué nivel educativo tienen los asesores españoles, respecto al resto de Europa?A modo general, creemos que el nivel educativo de los asesores españoles es igual o superior al resto de los profesionales europeos. ¿Puede un asesor estar continuamente formándose?No es que pueda, es que debe hacerlo. Una vez que se conoce el temario must, lo que más ayuda a un asesor a aportar valor al cliente y a diferenciarse es la formación continua. Estamos inmersos en un entorno VUCA (volatilidad, incertidumbre, complejidad y ambigüedad), donde lo que ayer resultaba válido hoy ya no lo es y todo dentro de un estilo de vida cada vez más vertiginoso. Por lo tanto, para estar continuamente formado se debe contar con las herramientas adecuadas. Y creemos que nuestro hub es la fórmula que demandan los profesionales.¿En qué área o áreas pecan más los asesores españoles de falta de conocimiento o interés?Depende del segmento de mercado al que se dirijan, no es lo mismo asesorar a medianos ahorradores que gestionar clientes ultra high net worth (UHNW), las necesidades de conocimiento cambian. Pero buscando un denominador común, creo que la asignatura pendiente son las soft skills o habilidades blandas, donde, por ejemplo, la empatía con el cliente y la asertividad son elementos claves en el desarrollo de la actividad profesional. Otra laguna importante sería todo lo relacionada con las finanzas conductuales. Un campo que está ganando mucha fuerza.¿No hay una burbuja de centros de formación y para obtener acreditaciones? ¿Se puede mantener la calidad de la educación?En nuestra opinión no hay una burbuja, todos sumamos. Si se analiza el listado de centros de formación en detalle, hay muchos grados y másteres, que dada la normativa, tienen que estar. Encontramos a los que siempre han estado dentro de este ámbito de conocimiento y a algunos nuevos actores, como nosotros, que proponemos una manera diferente de hacer las cosas. Desde nuestro punto de vista la calidad en la educación de los profesionales viene, más allá de cumplir con las pautas marcadas por el regulador, de la mano de la independencia, de cubrir necesidades en cuanto a contenidos y de hacerlos accesibles. Que el profesional elija cómo y cuándo formarse en función de su tiempo disponible. Como explicaba anteriormente, apostamos por un modelo abierto, por democratizar la formación financiera profesional. Queremos dar visibilidad y accesibilidad a este conocimiento. Nuestro enfoque es digital, tecnológico e inclusivo. Y eso no está reñido con la calidad.¿Ha llegado ya ese momento en que los ahorradores españoles son conscientes de que necesitan más cultura financiera para invertir su dinero?Creo que sí y esto les haría enfocar la inversión de otra manera, no basándose en un modelo de ahorro tan conservador, poco atractivo y que termina generando nula rentabilidad. El conocimiento ayudará a no ver los activos financieros como un universo cerrado a unos pocos elegidos. En este sentido, el pequeño y mediano ahorrador es quien más consciente debería ser de la necesidad de formarse, ante el escenario al que va a tener que enfrentarse con un creciente desinterés por parte del sector de atenderle en condiciones.