Crue Universidades Españolas presentó ayer el Informe la Universidad Española en Cifras (UEC) 2019, que proporciona una radiografía del sistema universitario español y que cuenta con el respaldo del Santander a través de Santander Universidades. Su principal conclusión es que en España no sobran universitarios, ni estudiantes, ni titulados universitarios. En el conjunto de las franjas de edades de estudiantes de grado, máster y doctorado de entre 19 y 28 años, España tiene un 23,6% de estudiantes universitarios sobre el total de la población de esa misma franja de edad, por el 23,2% de la UE-23. El país que más estudiantes con estudios superiores tiene es Corea del Sur, seguido de Canadá y Japón. Los tigres asiáticos han crecido de forma exponencial en los rankings internacionales. Su atención cuidadosa a los alumnos destacados y la cantidad de horas extra que realizan, les lleva a posicionarse en el top. De hecho, en una sociedad tan competitiva como la de estos países, los esfuerzos no los hacen solo los alumnos, sino también los padres, que se mudan cerca de los mejores colegios públicos para asegurarse de que sus hijos pasen los exámenes de selección para entrar en la universidad. Por otro lado, España no ocupa un lugar destacado en el nivel de formación de su población joven y presenta una menor proporción de titulados de nivel universitario, grado, máster y doctorado. Acumula un 26% de titulados en la población de 25 a 65 años, por un 30% de la media de la UE-23 y un 31% de la media de la OCDE. España se sitúa por debajo de los países líderes en los rankings internacionales universitarios –Estados Unidos y Reino Unido-, que disponen de un 36% de población de 25 a 65 años con titulación universitaria.Asimismo, según el informe de la Crue, España tiene un número de universidades completamente asimilable al de otros países desarrollados. No sobran universidades y el Sistema Universitario Español tiene calidad acreditada internacionalmente, como demuestra su posición en el top 1.000 del ranking de Shanghai. Por ejemplo, en Alemania, hay una universidad por cada 610.000 habitantes; en Francia, cada 800.000; en Italia, cada 900.000… En España, tenemos una universidad pública cada 934.000 habitantes. Es decir, estamos en la media de la OCDE en adultos con formación terciaria. En 40 años hemos eliminado la distancia que nos separaba del resto de países avanzados, lo que nos ha supuesto un gran esfuerzo. Lo que caracteriza a nuestro sistema universitario es su homogeneidad, particularmente en el sistema público, que está compuesto en su inmensa mayoría por universidades investigadoras y generalistas que comparten objetivos muy similares. La puesta en marcha del Espacio Europeo de Educación Superior a finales de los años 90 y la creación de la Aneca en 2014 significó el sello definitivo para la homogeneización. Las diferencias existentes en la actualidad están condicionadas por las comunidades autónomas, de las que depende la financiación. La creatividad, la flexibilidad y la autonomía, en la práctica, casi han desaparecido. Por tanto, no tenemos un problema de cantidad, pero sí tenemos un problema de diferenciación, homogeneización de la oferta, métodos, programas...Becas según rentaLos becarios que no cumplen el requisito académico de 6,5 de nota media de acceso, y que suponían el 13,3% de los alumnos de nuevo ingreso, ven reducida al 4% su participación sobre el conjunto de los alumnos matriculados. Lo anterior significa que los requisitos académicos están actuando como un factor excluyente para más de 45.000 alumnos que, cumpliendo las condiciones económicas para acceder y permanecer en la condición de becario, se ven abocados a que sus familias realicen un esfuerzo económico complementario y, en muchos casos, a tener que abandonar los estudios universitarios. Además, según datos de la Crue, actualmente, cada curso 70.000 universitarios se quedan sin beca. Para obtener una beca de matrícula los estudiantes de primer curso de estudios universitarios deben haber sacado 5 puntos en la nota de acceso, siempre que cumplan los requisitos de carácter económico (renta y patrimonio de la unidad familiar). Para obtener los otros componentes de la beca dineraria en el primer curso del nivel universitario y en los posteriores son necesarios 6,5 puntos.El Real Decreto de Umbrales, que regula el régimen de las becas y ayudas al estudio del curso 2019-2020, es exacto al del año anterior, que como únicas modificaciones tuvo un aumento de 100 euros (hasta los 1.600 euros) de la cuantía fija que reciben los alumnos con menos recursos económicos y con al menos un 6,5 de nota media, creó un complemento de entre 50 y 125 euros para alumnos con más de un 8 de media, y bajó del 5,5 al 5 la nota mínima para que un alumno de primero de universidad obtenga una beca de matrícula. Se amplió el presupuesto inicial de 1.470 millones de euros en aproximadamente 40 millones para poder atender a 17.000 becarios, que pasarán a percibir una beca o una de mayor cuantía en virtud de las reformas introducidas en el cálculo del Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas por la Ley de Presupuestos Generales del Estado para 2018.Con datos del curso académico 2017/18 para el conjunto de las universidades públicas presenciales, excluida la del País Vasco, del total de alumnos matriculados en grados, los alumnos con beca de cuantía variable fueron el 79,4% del total de los becarios, correspondiendo el 30,3% a becarios del umbral 1 y el restante 49,1% a becarios del umbral 2. La política de becas universitarias vigente en el curso académico 2017/18 otorga al alumno perteneciente al colectivo económicamente más desfavorecido (umbral 1) una capacidad económica que alcanza de media unos importes anuales de 2.550,4 euros y 2.624,4 euros, y para los estudiantes de grado y máster, de 4.050,4 euros y 4.124,4 euros, respectivamente, en el caso de que los estudiantes perciban la beca de cambio de residencia familiar. Con estos importes, el estudio de la Crue destaca que el esfuerzo público para garantizar la igualdad de oportunidades es insuficiente.Abandono universitarioLos rectores, por su parte, indican en su estudio que el sistema español cuenta con un rendimiento académico equiparable e incluso mejor que los del resto de los sistemas de los países desarrollados, solo por detrás de cinco países, de los 22 analizados: Reino Unido, Irlanda, Israel, Japón y Corea del Sur. El rendimiento académico de los universitarios comenzó a incrementarse en el curso 2015-2016, aumentando con la subida de los precios públicos de matrícula, según un estudio de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea), que ha analizó el comportamiento del alumnado a raíz de la aprobación en 2012 del Real Decreto de racionalización del gasto educativo. Las universidades presenciales registran tasas de abandono similares a las del resto de sistemas universitarios de los países desarrollados y sus valores resultan superados por sistemas universitarios de países que son referentes internacionales por su calidad, caso de Reino Unido, Canadá y Suecia, entre otros. Actualmente, un 33% de los alumnos españoles deja sin finalizar el grado en el que se matriculó, un 21% para abandonar la universidad sin obtener el título y el 12% restante para cambiar de estudios, según el estudio U-Ranking 2019, de la Fundación BBVA y el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie). Traducido en costes, esto supone que los abandonos desaprovechan el 12% del gasto en universidades, cerca de 1.000 millones de euros anuales, ya sean procedentes de instituciones públicas o del bolsillo de las familias. En total abandonarían unos 125.000 alumnos (77.000 en el primer curso, 32.000 en el segundo y más de 16.000 estudiantes acumulan el gasto durante tres cursos).Según los rectores, el coste estimado del abandono de los alumnos de la cohorte 2013/2014 matriculados en grados sería de 399,1 millones. Una cantidad, sin duda, muy importante, aunque lejana de otros cálculos que la situaban en valores superiores a los 900 millones, y que las universidades deben reducir a mínimos con la mayor exigencia posible. Por ello, es importante orientarse bien antes de decidir qué se va a estudiar, pues el sistema no responde a una talla única.