El sector también endurece el acceso al crédito al consumo por la mayor moraLa banca pone cautela ante el empeoramiento de la economía y baja el ritmo de la concesión de préstamos. Las entidades españolas han endurecido los criterios para dar hipotecas, es decir, que ahora exigen al cliente que tenga una mayor solvencia, y también han incrementado las condiciones, o lo que es lo mismo, encarecido estos préstamos, según detalla la Encuesta de Préstamos Bancarios del cuarto trimestre de 2019 publicada ayer por el Banco de España. Las razones que esgrime el sector financiero para dar este viraje en la concesión de préstamos tras una relajación una vez superada la crisis económica es clara, el temor a la nueva desaceleración. Según las entidades, el endurecimiento de las condiciones para dar hipotecas es consecuencia "del deterioro de las expectativas sobre la situación económica general". Asimismo, el empeoramiento de las condiciones (es decir, tipo de interés, plazos o porcentaje de financiación del inmueble) se debe "a una mayor percepción de riesgos y a una menor tolerancia a estos por parte de las entidades". Efecto de la competenciaEn el caso de la concesión de créditos al consumo, el sector financiero español también ha endurecido los criterios, es decir, que de igual modo exige una mayor solvencia al prestatario para darle financiación. Uno de los motivos es "el deterioro de las perspectivas económicas generales" al que se une también, según las entidades, "la menor solvencia percibida de los prestatarios" y "una inferior tolerancia al riesgo". En cambio, a pesar de los temores de impago de la banca por que la desaceleración afecte a sus clientes, paradójicamente reconocen que han mejorado las condiciones de estos préstamos -lo que implica tipos más baratos o plazos de devolución más largos- como consecuencia de la "mayor competencia" en este segmento. El sector reconoce que la "evolución del nivel de morosidad" también ha favorecido al endurecimiento de los criterios de concesión de los préstamos al consumo.Por otro lado, al igual que el sector teme la desaceleración (el Banco de España recortó el crecimiento del país en 2019 cuatro décimas, hasta el 2%, y rebajó dos décimas el de 2020, al 1,7%), familias y empresas ya han empezado a notarla, puesto que la banca percibió una menor demanda del crédito en el último trimestre del ejercicio anterior. Un endurecimiento del acceso a la financiación y una caída de la demanda son indicadores de una desaceleración económica, como ocurrió a finales de 2007, como preludio a la crisis. No obstante, las previsiones económicas para 2020 y 2021 son de crecimiento.