Las universidades británicas de gran prestigio cuentan con estudiantes ricos, de clase alta. Hoy, la brecha entre los alumnos de estas instituciones y las más pobres del país llevaría 96 años, según un informe del Instituto de Política de Educación Superior (Hepi). Es decir, casi 100 años para que las universidades altamente selectivas en Inglaterra aumenten la tasa de participación de los estudiantes de las áreas menos favorecidas. La Oficina para Estudiantes del país ha establecido el objetivo de terminar con las brechas de desigualdad en la educación superior para 2037-38, pero si las tendencias actuales continúan, esto no sucederá hasta 2113-14. El informe destaca que el problema es que los rankings internacionales castigan a las universidades por mejorar la diversidad social. Y es que, además, perder puestos en los rankings puede significar tener menos solicitantes futuros de los mismos grupos que la universidad está tratando de atraer. Se destaca en el estudio que los datos de los listados clasificatorios solo proporcionan una imagen parcial de la institución. Es correcto centrarse en los rendimientos monetarios de la universidad, pero mejorar la movilidad social es mucho más que aumentar los ingresos. Solo el 5,2% de los jóvenes de entre 18 y 30 años de las áreas menos favorecidas ingresaron en universidades altamente selectivas en el curso 2017-2018, en comparación con el 25% de las áreas más favorecidas. El Instituto de Política de Educación recomienda que las universidades en Inglaterra deben seguir el ejemplo de las universidades escocesas, mediante la creación de dos ofertas distintas, una para los alumnos con notas estándar y otra para alumnos con calificaciones por debajo del nivel A. Así, la Universidad de Edimburgo ha visto aumentar las plazas aceptadas por estudiantes de áreas más pobres del 7,3% en 2016-17 al 11% en 2018-19. Asimismo, las universidades, incluida Oxbridge, también deberían considerar el uso de asignación aleatoria de plazas para estudiantes que superen un cierto umbral de calificaciones de nivel A. Las clasificaciones de movilidad social para las universidades deben ser establecidas por una organización independiente, que refleje resultados exitosos, incluidas las tasas de graduación y empleo de los estudiantes desfavorecidos y su contribución a la sociedad. También, sugieren que las instituciones realicen una auditoría de movilidad social, que podría basarse en los Planes de Acceso y Participación actuales de las universidades.