Los países participantes admiten no estar satisfechos con el resultado logradoHa sido la Cumbre que más se ha prolongado en los últimos 25 años. Tras un día y medio de prórroga, parecía una buena noticia que la XXV Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático (COP25) celebrada estos días en Madrid hubiese llegado a un acuerdo. Sin embargo, el acuerdo aprobado evidencia que, una vez más, una reunión internacional de alto nivel sobre la protección del medio ambiente se salda con mínimos que no propiciarán demasiado cambio. Sólo pide "más ambición" para 2020. "Estuvimos tan cerca... No estamos satisfechos", admitió el domingo la presidenta de la cumbre, Carolina Schmidt. "El mundo esperaba más", dijo. La Presidencia de Chile terminó tirando la toalla sobre un consenso para concretar el funcionamiento de un mercado de carbono, uno de los grandes temas de las reuniones. Este sistema permitiría la compra y venta de derechos de emisiones de dióxido de carbono entre países, una medida muy criticada por entidades como Greenpeace. La solución supone todo un clásico en las cumbres medioambientales: pasar la patata caliente de esta medida sin acuerdo a la próxima cita internacional, que tendrá lugar en Glasgow. Qué recoge el documentoEl documento final Chile-Madrid Tiempo para la Acción se conforma con pedir a las partes que aumenten su ambición climática en materia de reducción de emisiones en el año 2020, de acuerdo con la recomendación científica de limitar el crecimiento de la temperatura global a 1,5 grados. No precisa en qué consiste esta "ambición" ni insta a que se traduzca en números u objetivos concretos y localizados. La declaración aprobada recoge los tres temas para los que Chile pidió ayuda de facilitación a España, que incluyen la ambición climática, los mecanismos de pérdidas y daños y la financiación. Estos últimos puntos hacen alusión a un reconocimiento oficial de los perjuicios que sufren los países más afectados por el cambio climático y la necesidad de que éstos cuenten con una mejor financiación para afrontar las pérdidas y daños. Además, el texto incluye un plan de reconocimiento a las mujeres, que son las más afectadas por el proceso de degradación del medio ambiente. Los delegados de los países participantes en la COP25 mostraron su decepción tras no lograr el consenso respecto al artículo 6 del Acuerdo de París. La reunión de Madrid ha abierto un nuevo plazo a partir de junio de 2020 para seguir trabajando y poder aprobar un buen sistema de mercados de carbono en la próxima cita, que se celebrará a final de año en Glasgow (Reino Unido).Durante el debate en el pleno de la Cumbre, la Unión Europea planteó ampliar un plazo de transición para reconocer los bonos antiguos de CO2 hasta 2023 mientras que Brasil exigió extender este periodo al menos hasta 2025. Este ha sido, precisamente, uno de los puntos más importantes y que se convirtió desde el principio en un escollo en estas dos semanas de negociaciones.Primeras reaccionesLos balances sobre el acuerdo no tardaron en llegar. "Se trabajó intensamente para asegurar unos mercados de carbono globales que aseguren una contabilidad robusta respetuosa de la integridad ambiental. Algunos no se sintieron cómodos, así que queda pendiente para el año que viene", explicó la ministra Teresa Ribera en sus redes sociales. Ribera comentó a los periodistas en el recinto ferial de Ifema, una vez concluido el plenario de clausura de la COP25, que la Cumbre "deja un sabor de boca agridulce" porque en ella "pesa lo positivo", aunque admitió que "hay algunos elementos que hemos echado en falta".El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, destacó en un tuit que "finaliza una Cumbre del Clima complicada". Y añadió que este encuentro "reafirma el valor de la cooperación internacional, de la ciencia y la exigencia de más acción climática y su incidencia social". Asimismo, Sánchez pidió más compromiso: "Me sumo a las decisiones que exigen más compromiso ante la emergencia climática. El nivel de riesgo futuro depende de lo transversal y sólida que sean las medidas de mitigación y adaptación".Por su parte, Greenpeace calificó de "inadmisible" que las empresas contaminantes "hayan impuesto sus intereses". Durante la COP25, Greenpeace ha lamentado que se ha "cerrado literalmente la puerta" a la ciencia y a las exigencias de la sociedad civil, que pedían acordar soluciones urgentes y ambiciosas a la emergencia climática". "En cambio, los políticos se pelearon por el modelo de tráfico de emisiones", lamentaron desde la ONG.