Domo Activos, que se llevó el título de ser la primera socimi promotora de residencial del mercado, estudia ahora dejar este régimen fiscal y su principal motivación es la nueva ley del alquiler, que le obliga a firmar contratos de siete años, lo que choca de lleno con el plan inicial de negocio de la compañía.José Luis Alba, director del área de socimi de Domo Gestora, explica a elEconomista que la nueva normativa "afecta directamente a la rentabilidad esperada y prometida a sus accionistas y ahora tenemos que adaptar la sociedad a las nuevas condiciones sobrevenidas tras esta Ley para que nuestros socios no pierdan rentabilidad o que incluso ganen más".Domo Activos, que saltó al MAB en septiembre de 2017, ha anunciado que el Consejo de Administración propondrá en la próxima Junta General de Accionistas del 19 de diciembre la renuncia al régimen de socimi y un nuevo enfoque de la actividad principalmente hacia el negocio promotor. "Vamos a seguir cotizando en el MAB, ya que es bueno para los accionistas y da transparencia. Ahora continuaremos como promotores, lo que nos permite poder vender los activos o alquilarlos, nos da más flexibilidad a costa de renunciar a las ventajas del régimen fiscal de socimi, pero podemos vender los activos con mayor antelación y que los retornos se anticipen", explica Alba. Uno de los requisitos que fija el régimen de socimi es la obligatoriedad de mantener en cartera los activos por un periodo mínimo de tres años antes de poder desinvertirlos, lo que impide la rotación de los inmuebles antes de ese periodo."Antes la Ley de Arrendamientos Urbanos coincidía con esta exigencia, ya que los contratos eran a tres años, pero al ampliarse a siete años lógicamente los números y los plazos de retorno no son los que espera el accionista. La mayor parte de la TIR (Tasa de Rentabilidad Interna) está en la venta de las viviendas y por eso vamos a apostar ahora", apunta el directivo. Para "dar confort a los accionistas vamos a lanzar un programa de recompra de acciones por parte de la sociedad y una reducción de capital para que los socios que no se sientan cómodos con el nuevo plan puedan salir, ya que en el MAB no hay mucha liquidez", explica Alba.