El 90 por ciento de las empresas del Ibex 35 aportó el año 2018 más información no financiera de la requerida por la Ley, si bien la inconcreción de los indicadores de referencia –han usado hasta 14 formas diferentes de medir– impide comparar los datos de unas firmas con otras, según el informe Rethinking Sustainability, de EY.El año pasado fue el primero en aplicarse la Ley 11/2018, de información no financiera y diversidad, que obliga a unas 1.200 grandes empresas a informar sobre cuestiones ambientales, sociales, de derechos humanos, corrupción y soborno, y varios detalles de su cadena de suministro, como la procedencia de minerales en zonas en conflicto.Todas las cotizadas estaban obligadas a presentar un Estado de Información No Financiera y EY ha analizado cómo lo han hecho las firmas del Ibex 35, encontrando que el 90 por ciento facilitó más información que la exigida por la legislación, normalmente en las memorias ambientales o de Responsabilidad Social Corporativa (RSC) que ya venían elaborando.El doble de políticas de RSCAdemás, se ha doblado el número de compañías con políticas de RSC, sostenibilidad y riesgos asociados –de un 37 a un 77 por ciento–, quizá porque ahora la publicación de este tipo de datos es una responsabilidad del Consejo de Administración, con implicaciones legales. No obstante, a pesar de este salto, poco más de la mitad, el 55 por ciento, considera la información no financiera en sus objetivos y planes de negocio.Además, las entidades verificadoras –el 68 por ciento ha usado su auditora habitual– han encontrado cuatro informes con salvedades, un 13 por ciento –una cifra elevada en comparación con la información financiera convencional–, y la Comisión Nacional del Mercado de Valores está requiriendo su subsanación.Más allá de todo esto, Alberto Castilla, socio de Gobierno y Responsabilidad Corporativa de EY, destaca que la inconcreción de los indicadores impide que se puedan comparar los resultados de unas empresas con otras, con independencia del sector en el que operen: "Un banco obtiene una brecha salarial de 31 y otro de -7... ¿Cómo es posible?", se pregunta, antes de responderse: "Porque hay ocho formas distintas de medir la brecha salarial". La normativa establece que se use el estándar de Global Reporting Initiative, que considera varios indicadores cuantitativos, pero no el modo de calcularlos. En consecuencia, las empresas han utilizado 14 modos diferentes de medir sus aportaciones a las fundaciones y entidades sin ánimo de lucro, y siete formas distintas de medir su consumo de agua, por poner dos ejemplos."Hace falta más concreción en la información –dice Castilla– y a ello apunta la normativa europea, pero el reto es gigantesco".