Docentes y estudiantes marcharon el pasado lunes por el centro de la capital chilena para pedir que la educación deje de ser un "bien de consumo" y se convierta en un servicio "gratuito y de calidad", cuando el estallido social que vive el país suramericano entra en su cuarta semana. Los manifestantes, que macharon de manera pacífica y entre los que había docentes, estudiantes de secundaria y universitarios, pidieron además mejores condiciones laborales, la renuncia del presidente Sebastián Piñera y la organización de una Asamblea Constituyente que redacte una nueva consitución y blinde la educación como un derecho fundamental. Aprobada en 1980 en un cuestionado referéndum y en plena dictadura Augusto Pinochet (1973-1990), la Carta Magna chilena ha sido reformada más de 40 veces, pero sigue siendo foco de críticas por su espíritu neoliberal y por haber favorecido la iniciativa privada en temas esenciales como la salud, la educación o las pensiones. Chile se ubica entre los países de la OCDE que tiene los aranceles más caros en las carreras universitarias, con 7.654 dólares anuales de promedio.