Los socialistas necesitarán el apoyo del bloque de izquierda y el concurso de fuerzas independentistas en la ecuación Por lo pronto, aunque el PSOE gana las elecciones, la victoria es agridulce. Pedro Sánchez pierde al menos tres escaños respecto a las elecciones de abril, un descenso que con todo, es leve respecto a la caída que pronosticaban las encuestas más recientes. En cualquier caso, el bloqueo al que estaría sometida a día de hoy una eventual investidura de Pedro Sánchez se mantiene igual que hace unos meses, a no ser que se cuente con el apoyo de ERC.Según los últimos datos del Ministerio de Interior, con un escrutinio del 99 por ciento de los votos, los socialistas se quedarían con solo 120 diputados, tres menos que en las anteriores elecciones. De esta manera, el PSOE ha perdido casi un millón de votantes, quedándose en los seis millones y medio, más o menos. Se trata de un resultado que no gusta en Ferraz, donde albergaban la esperanza de mejorar la recaudación de votos del 28-A. Por otro lado, los socialistas reeditan su victoria en el Senado, aunque es mucho más escueta que la anterior. Logran 99 senadores, 24 menos que en abril."Hemos ganado por tercera vez", dijo tras conocerse los resultados el propio Sánchez a los suyos, concentrados en la calle Ferraz, frente a la sede socialista. También añadió que "nuestro plan no es seguir ganando elecciones". Para ello, hizo una llamada "a todos los partidos" para desbloquear "la situación política en España. La democracia nos ha convocado a hablar con todos los partidos y a que haya un Gobierno progresista liderado por el PSOE. Vamos a actuar con generosidad y responsabilidad". En este sentido, se mostró abierto a pactar con todos los partidos "excepto aquellos que se excluyen de la convivencia y emiten un mensaje de odio". Todo ello en un discurso que Sánchez tuvo que interrumpir ante los gritos de "hemos ganado, dejadnos gobernar" de los congregados. Ahora queda el juego de alianzas, del que puede tirar Sánchez para mantenerse en Moncloa. Si solo pretende contar con la bancada progresista, será imposible que el PSOE logre una investidura sin el voto independentista. Una coalición blanda coge forma.