Desde que empezó su mandato como presidente del Banco Central Europeo (BCE), hace ya casi 8 años, Mario Draghi ha sido una de las personalidades más importantes para el desarrollo de la economía europea. El economista romano ha luchado contra las fieras que amenazaban a la vieja Europa como un gladiador, llevando sobre sus hombros la responsabilidad, primero, de que no se rompiese la Unión Monetaria, allá por 2012, recién estrenado su mandato, con su famosa frase: "Haré lo que sea necesario para salvar al euro y, créanme, será suficiente". Las amenazas para la eurozona, sin embargo, no se quedaron ahí, y han seguido muy presentes en los años que ha pasado el italiano como el máximo responsable de la política monetaria de la región, que se vio obligado a combatir la seria amenaza de la deflación en 2015 y 2016. Desde que el italiano puso en vigor medidas extraordinarias, como los tipos al 0 por ciento en 2016, y el programa de compras de deuda que había arrancado un año antes, su principal reto ha sido ser capaz de mantener los estímulos, y posteriormente desmantelarlos, sin generar grandes turbulencias en los mercados financieros. 2019, su último año como presidente, arrancó con la esperanza de que el italiano se despidiese con la primera subida de tipos en su mandato. Sin embargo, las amenazas han vuelto, con el fantasma de la recesión más fuerte que nunca, y el italiano se ha visto obligado a reconocer que los estímulos son, otra vez, necesarios. Draghi vuelve a cobrar protagonismo esta semana, ya que es el próximo jueves cuando anunciará las nuevas medidas a adoptar, un nuevo paquete de estímulos con el que el italiano se despedirá del BCE, y que dejará en manos de su sucesora, la francesa Christine Lagarde, una vez le haya sustituido, en cuanto termine el mes de octubre.Recorte de tipos y 'QE'En la reunión de julio, antes de cerrar por las vacaciones de agosto, el BCE puso los cimientos de las defensas que va a empezar a construir la próxima semana. Draghi reconoció la necesidad de volver a tomar medidas, y abrió la puerta a nuevas bajadas de tipos, a un nuevo QE, y a medidas para mitigar el impacto negativo que las dos primeras decisiones tendrían en el sector financiero, que ha sufrido durante los últimos años el impacto de las medidas del regulador."No nos gusta nada lo que vemos cuando analizamos la inflación, ni las expectativas de inflación", dijo Draghi. La amenaza era evidente: las expectativas de inflación 5y5y, el indicador a 10 años que más utiliza el BCE, estaban en aquel momento en mínimos históricos, un nivel del que todavía no han sido capaz de despegarse con contundencia (tocaron mínimos a mediados de junio en el 1,133 por ciento para los próximos 10 años, y ahora se mantienen en el 1,24 por ciento, muy por debajo del objetivo de inflación que mantiene el organismo, del 2 por ciento). Es por ello que el presidente del BCE abrió la puerta a más estímulos y, ahora, unos días antes de anunciar oficialmente su decisión, los expertos han lanzado sus previsiones sobre los planes del italiano.Como ya venían anticipando desde julio, los expertos que encuesta Bloomberg antes de cada reunión del BCE, creen que Draghi recortará la facilidad de depósito (el porcentaje que le cobra a la banca por mantener su dinero aparcado en el BCE), hasta el -0,50 por ciento, lo que supone una rebaja de 10 puntos básicos desde los niveles actuales, del -0,40 por ciento. La novedad es que los expertos creen que el organismo, ya con Lagarde como presidenta, acometerá otra bajada de tipos en diciembre, también de 10 puntos básicos, hasta el -0,60 por ciento a final de año. Los tipos de referencia se mantendrán sin cambios, creen los analistas, en el 0 por ciento actual.La otra gran novedad es que los analistas esperan que se anuncien los detalles del nuevo programa de compras de deuda: la estimación mediana que se desprende de la última encuesta apunta a que Draghi empezará a comprar en octubre de este año, y que el QE durará 12 meses a partir de ese momento, a un ritmo de 30.000 millones de euros cada mes.Desde Pimco mantienen unas expectativas para la reunión de la semana que viene muy en línea con lo que espera la media de analistas: "Esperamos un recorte de 10 puntos básicos en la tasa de facilidad de depósitos hasta el -0,5 por ciento, tiering [que este tipo no sea el mismo para todos los bancos de la eurozona, y que algunos puedan pagar menos, en función de cuánto dinero canalicen a la economía real], que la tasa principal de refinanciación se mantenga sin cambios al 0 por ciento y compras netas de activos por 30.000 millones de euros durante 6-9 meses".También, acompañando a las nuevas medidas de apoyo del BCE, los expertos encuestados esperan que Draghi cambie su discurso la semana que viene y creen que, en lugar de destacar que los tipos "se mantendrán bajos hasta la mitad de 2020", el romano alargará en el tiempo esa expectativa.Cada vez menos efectivoTanto si es capaz, como si no, de impulsar la inflación hasta el objetivo del 2 por ciento, lo que es claro es que Draghi ha dado tantos mandobles en los últimos años que ha perdido fuerza y sus medidas son menos efectivas. "Las presiones inflacionarias no han mostrado signos de repunte, ya que tanto la tasa de inflación general como la subyacente se han mantenido cercanas al 1 por ciento, lo que está claramente por debajo del objetivo del BCE. Esto está presionando tanto al BCE como a los gobiernos de la zona euro para que apliquen más estímulos. Aun así, la tasa de depósito y los rendimientos de los bonos soberanos ya están en territorio negativo. Por lo tanto, la efectividad de un estímulo monetario cada vez mayor se cuestiona cada vez más", destaca Yves Bonzon, responsable de inversiones de Julius Baer.Pimco coicide en este análisis, y avisa de que "la política monetaria está agotada y está perdiendo su efectividad; el entorno de bajos tipos de interés y rendimientos negativos continuará, a no ser que la política fiscal se vuelva más expansiva. Por otro lado, nuevos recortes por debajo del nivel del 0 por ciento podrían poner en peligro la estabilidad del sistema financiero".Recorte en las previsionesUna de las razones que esgrimió Draghi en julio para esperar a septiembre para anunciar las nuevas medidas era que el organismo tendría disponibles para entonces las nuevas perspectivas macroeconómicas para la zona euro.Actualmente apuntan a un crecmineto del PIB del 1,2 por ciento este año, y del 1,4 por ciento para 2020 y 2021. Para la inflación se espera un 1,3, 1,4 y 1,6 por ciento para 2019 y los dos siguientes. Ahora, los analistas esperan que se produzca un recorte, tanto de PIB como de IPC, para 2019 y 2020.