El flygskam, literalmente, "la vergüenza de volar en avión" es una tendencia procedente de Suecia para luchar contra el cambio climático. Los vuelos contaminan 20 veces más que los trayectos en tren, y se espera que las flotas de aviones comerciales se dupliquen en los próximos 20 años. El respeto y cuidado del medio ambiente está firmemente arraigado en el ADN de los escandinavos, que se han visto obligados a levantar sus sociedades al amparo de los bosques y negociando con la fuerza de la naturaleza en sus formas más gélidas y, en ocasiones, extremas. Para los suecos, el cambio climático ocupa la primera posición entre los fénomenos sociales más preocupantes, según el barómetro anual elaborado por la organización medioambiental Worlf Wildlife Fund.No es extraño, por tanto, que sea en Suecia donde se ha originado el movimiento del flygskam, el rechazo a viajar en avión como medio de transporte más contaminante. Contaminación aéreaSegún datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF por sus siglas en inglés), el 23 por ciento de los suecos renunció a volar en 2018 para reducir su impacto medioambiental, y un 18 por ciento optó por realizar itinerarios alternativos en tren. El ejemplo más representativo del flygskam lo encarna Greta Thunberg, la adolescente sueca que ha liderado el movimiento juvenil contra el cambio climático Fridays for Future, que comenzó con su manifestación individual cada viernes ante el Parlamento de Estocolmo. Thunberg rechaza viajar en avión para evitar el impacto contaminante en el planeta.Con la idea de que la semilla de una tendencia ya está plantada bajo tierra y que solo se puede esperar su crecimiento, las compañías aéreas trabajan actualmente en otra dirección para no perder ni una migaja de su negocio: la transformación eléctrica de su flota aérea. Los expertos auguran que la aviación comercial será responsable del 20 por ciento de las emisiones mundiales de CO2 en 2050 -desde el 3 por ciento actual- si no emprende una transformación tecnológica inmediata. Nuevos aparatos como el Neo de Airbus, que consume un 20 por ciento menos de combustible- o naves híbridas, con combustibles sostenibles o motores eléctricos, comienzan a proyectar el futuro deseable de la aviación para tratar de acotar el problema que genera. Los planes de desarrollo de aviones eléctricos, además, se han duplicado a nivel mundial en los últimos dos años. El profesor Díaz Luque advierte, sin embargo, de que al movimiento contra los viajes en avión le falta el apoyo de los Estados para tomar fuerza en el plano internacional, con la implementación de subvenciones al transporte ferroviario o medidas de restricción de vuelos de corto recorrido, por lo que el desarrollo del flygskam dependerá de la implicación de cada país.