La situación de Alemania y el frenazo de la economía europea afectan a España, pero por lo pronto su PIB aguanta el tirón. La perspectiva de crecimiento de España permanece en un 2,2 por ciento –que el Ejecutivo pronostica subir al 2,3–, aunque la desaceleración será inevitable en 2020, cuando se prevé que el aumento se quede en el 1,9 por ciento, según las previsiones del Gobierno. Y así lo indican algunos indicios, como la caída de la cifra de negocios y de los pedidos de la industria española revelada ayer. De hecho, la situación es especialmente preocupante en el caso de la facturación, que en julio sufrió la mayor reducción anual de los últimos tres años, bajando un 5 por ciento. Ningún sector se libra de la caída, pero los que más la sufren, con descensos de dos dígitos, son los del tabaco, de la metalurgia y de la preparación e hilado de fibras textiles. Hasta 14 autonomías están en valores negativos. Las cifras negativas también se ceban con el índice de pedidos de la industria. Se reduce un 3,3 por ciento anual, especialmente en los sectores de la metalurgia (se recortan casi un 20 por ciento) y del tabaco (casi un 18 por ciento).Mercado inmobiliarioA esta drástica reducción de la facturación industrial hay que sumar otros signos de desaceleración, como la evolución del mercado inmobiliario. La compraventa de viviendas cayó en junio un 9 por ciento respecto al mismo mes de 2018, hasta las 40.961 operaciones, una reducción que es del 13,9 por ciento respecto a mayo. Otros indicios de alarma los presenta uno de los más importantes sectores de la economía española: el del automóvil. Según los datos de julio, se comercializaron 116.686 unidades, lo que supone una caída del 11 por ciento respecto a 2018.El consumo interno de los hogares, uno de los principales pilares del crecimiento de la economía española, también muestra signos de desaceleración. De hecho, la contribución de la demanda nacional al crecimiento interanual del PIB en el segundo trimestre del año es de 1,6 puntos, seis décimas inferior a la del primer trimestre, según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). Con todo, en el caso de los hogares, desde BBVA Research matizan que esto se puede deber a una mejora de la tasa de ahorro de las familias, que, con todo, se encuentra a niveles históricamente bajos, según indica el Banco de España.A pesar de ello, la deuda con los bancos de las familias e instituciones sin ánimo de lucro residentes se elevó un 1,2 por ciento a nivel mensual en junio, con un alza de 8.418 millones de euros, hasta los 704.348 millones. Este aumento se debió principalmente al alza de los créditos destinados al consumo, que se situaron en 194.087 millones. En cambio, la deuda empresarial se mantuvo, al elevarse ligeramente en 763 millones. Menor aportaciónTodo ello en un momento en el que los famosos vientos de cola para la economía nacional ya no existen. La situación internacional, en plena guerra comercial, ha provocado que las exportaciones hagan su menor aportación de los últimos tres años, quedándose en un alza prevista del 1,7 por ciento para este año, por debajo de la media europea. El empleo también lanza gritos de desaceleración. El desempleo se redujo solo en 4.253 personas en julio, la cifra más baja desde 2008, mientras que la afiliación a la Seguridad Social creció en 15.514 cotizantes, el menor aumento desde 2012. Cabe recordar que el hecho de que el Gobierno esté en funciones impide paliar la situación. En todas sus intervenciones recientes, los portavoces de Moncloa han alertado de que son necesarias medidas para poner coto a la desaceleración, sobre todo ante los indicios de un Brexit duro.